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PENSAR Y ACTUAR PARA UNA EDUCACIÓN EN CLAVE FEMINISTA

PENSAR Y ACTUAR PARA UNA EDUCACIÓN EN CLAVE FEMINISTALas diversas infancias, aunque sean criadas en contextos socioculturales diferentes, tienen un núcleo común: se desarrollan bajo el paraguas del patriarcado, que ha atravesado todos los sistemas culturales y socioeconómicos, y se caracteriza por establecer relaciones humanas en forma piramidal. La cima de la pirámide está ocupada por blancos, occidentales, de clase media-alta. La base, por mujeres y niños y niñas no blancos, no occidentales y de los estratos sociales más desfavorecidos.

Entre cima y base, una red de relaciones humanas se colocan entre la resistencia y la aceptación de las ideas patriarcales: la división del trabajo por razón de sexo, la atribución de los cuidados al sexo femenino, la atribución de las grandes decisiones políticas y económicas al sexo masculino, las relaciones entre hombres y mujeres marcadas por la sexualidad o la dependencia, etc.

Por lo tanto, es evidente que el colectivo profesional que se encarga de la educación de la infancia está muy feminizado. En nuestra sociedad, son muchas las razones que han llevado a considerar los valores relacionados con la feminidad como los más apropiados para la educación infantil, y los valores culturales considerados propios de la masculinidad, como los que deberían predominar en el educación de los niños y niñas a medida que se hacen mayores.

El desprestigio de la mujer desde su entrada en el mundo laboral, y el desprecio o, en el mejor de los casos, el desinterés sistemático de las administraciones para ocuparse del respeto de los derechos de la infancia ha provocado este feliz encuentro de dos col colectivos que, hoy, necesitan más que nunca reivindicarse. Esta feminización de nuestro colectivo es una gran fuerza para acoger esta rebelión necesaria para continuar defendiendo los derechos de ambos.

PENSAR Y ACTUAR PARA UNA EDUCACIÓN EN CLAVE FEMINISTALos profesionales que se encargan de la educación infantil pueden contribuir a la desmembración del patriarcado sabiendo, sin embargo, que su acción debe ser complementada por otras instancias sociales. En los primeros años de vida ofrecemos a la infancia un modelo de cómo pueden ser la sociedad y las relaciones humanas. Por ello se hace necesario reflexionar sobre los roles que asumimos, los cuentos que contamos, las películas que miramos, los juegos a que jugamos, etc., para poner en valor aspectos menos valorados por el patriarcado como los cuidados, y reducir los ejemplos de casos en que las personas adoptamos roles de género.

Pensamos que es necesario insistir en la coeducación, ya que todavía no está generalizada. La escuela mixta no garantiza por sí misma la escuela coeducativa si no se hace una intervención decidida y enérgica a favor de la equidad. El lenguaje, los contenidos, la cultura… y otros elementos tienden hoy a ser androcéntricos. La defensa de una escuela y de una sociedad feministas debe corregir estas discriminaciones para valorar, sin ninguna intención jerárquica, una diversidad de todas las personas que enriquecen y transforman patrones y relaciones constantemente.

Las personas dedicadas a la educación debemos tener una mente abierta para acoger las niñas y los niños tal como son, tal y como se sienten y sin que la visión tradicional de género nos influya. Educadoras y educadores estamos para acompañar las criaturas en el desarrollo de sus capacidades a partir del reconocimiento de la diversidad, también de la diversidad afectivo, así como en la crítica a las desigualdades para superar el sexismo.

Deseamos que cada instante en la sociedad y en la educación esté impregnado de intenciones transformadoras, con un trabajo de extrema delicadeza que contribuya a desarrollar una representación interna de las relaciones humanas basada en la equidad, el respeto y la tolerancia, y la condena más absoluta a cualquier tipo de violencia física y psicológica que pueda sufrir cualquier persona por su género u orientación sexual.

Educar es un proceso ilusionante y complejo, con retos ambiciosos en los tiempos que corren. Conseguir la erradicación del patriarcado y de la violencia de género es uno, y cómo educar sin compromiso es una incoherencia. Continuamos trabajando para lograr la construcción de una realidad y de una escuela feminista en que podamos valorar, algún día, todos estos acontecimientos como atrocidades del pasado.

Sí, queda camino por recorrer, pero todas las personas unidas lograremos el empuje y la energía en la necesidad y complejidad de este viaje.


Manifiesto de las revistas INFANCIA de la Asociación de Maestros Rosa Sensat

Rosa Sensat


Comunidad activa de maestros/as
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