Conocimiento compartido

8 propuestas para empezar un año marcado por la pandemia

Acabamos de celebrar unas fiestas insólitas, extrañas, marcadas por expresiones como pandemia, aislamiento social, restricciones sanitarias, toque de queda… Palabras que aquí no hemos escuchado en muchos años y en las que desgraciadamente nos estamos acostumbrando cada vez más. La Covid-19 nos ha hecho vivir la Navidad, una época que cada año celebramos a base de encuentros y reuniones, de compartir con familiares y amigos, de una manera completamente desconocida. Ahora, con el deje agridulce de estas fiestas que necesitábamos pero que quizá nos han hecho añorar otros años, recomenzamos la dinámica laboral y escolar sin un horizonte claro, con más dudas que certezas y abocados de nuevo a rutinas como el teletrabajo (cuando no la ausencia de trabajo), las mascarillas y las restricciones diversas.

Ser conscientes de nuestras emociones y hacer una gestión adecuada será clave para afrontar esta nueva etapa con una cierta tranquilidad emocional. Las soluciones mágicas no existen, pero sí podemos seguir unos consejos básicos que nos pueden ayudar:

• Centrémonos en aquellas variables que dependen de uno/a mismo/a y no nos angustiemos por todo lo que queda fuera de nuestro alcance.

• Dialoguemos con nuestro yo interior y tratemos de tranquilizarnos y de encontrar, en medio del trabajo y de las rutinas diarias, momentos para cuidarnos. Tarde o temprano, todo esto pasará, pero hasta que no pase, lo importante es cuidar de nosotros mismos y de las personas de nuestro entorno.

• No dejemos pasar las oportunidades para disfrutar de la compañía de nuestro grupo burbuja. En caso de que en nuestro entorno haya niños pequeños, debemos procurar transmitirles a ellos alegría y optimismo. Nuestros hijos e hijas percibirán todo lo que está pasando tal como nosotros lo vivamos.

• A pesar de las restricciones, evitemos aislarnos, no descuidemos las relaciones sociales. Es muy positivo que sigamos aprovechando las oportunidades de interacción con los demás, aunque sea en grupos reducidos o a través de las pantallas, según lo vaya marcando la normativa. No podemos olvidar que somos seres sociales.

Pero no sólo tenemos que mirar hacia dentro. En una crisis de esta magnitud, es tan importante arrancar el año cuidándonos como pensar en cuidar a los demás y al planeta, es decir, tener en cuenta el presente y el futuro de las personas que nos rodean y las del mundo entero. No podemos obligar a que, a pesar de haber quedado eclipsada por la crisis sanitaria, la emergencia climática continúa en pleno auge.

• Consumamos con cordura y de manera responsable. Planifiquemos las comidas para no derrochar alimentos, compremos productos de temporada y de proximidad.

• 2. Reduzcamos, reutilicemos y reciclemos. Utilicemos siempre que sea posible “las tres erres” para poner nuestro grano de arena en el desarrollo sostenible del planeta. Reduzcamos el consumo de residuos, especialmente plásticos, en los productos que compremos y en las bolsas y vayamos a comprar con bolsas de tela o con envases reutilizables para generar el mínimo de residuos posibles. Reparemos y reutilicemos productos que aún funcionan siempre que sea posible. Reciclemos correctamente los numerosos envoltorios que han generado los regalos de estas fiestas.

• Hagamos nuestras compras en el comercio del barrio. Aunque hay muchas tiendas cerradas estos días por las medidas de control de la pandemia que se han empezado a aplicar justo después de fiestas, cuando se abran estaremos en época de rebajas. Los tenderos y tenderas necesitan el apoyo del vecindario por las consecuencias económicas derivadas del cierre de los establecimientos durante el confinamiento y las diversas restricciones.

• Mostremos nuestra solidaridad y empatía con aquellos que más lo necesitan. Hay muchas opciones para hacerlo en un mundo cada vez más desigual: participemos en campañas solidarias; donemos los juguetes de otros años que ya no tienen espacio en casa pero que todavía están en buen estado a entidades sociales; llevemos un plato caliente o una manta a personas que vivan en la calle ahora que estamos en plena ola de frío; llamemos a abuelos y abuelas que sepamos que viven solos y que necesitan compañía.

Propuestas como éstas son sólo unas pocas pautas que podemos aplicar para tratar de afrontar esta época de incertidumbres con tranquilidad y compromiso con el entorno, pero se podrían plantear diferentes.

Lo importante es ser conscientes de que la situación irá a mejor tarde o temprano y que mientras tanto tenemos que hacer lo posible para cuidarnos y cuidar nuestro entorno.

En este sentido, la literatura puede ser un buen recurso que nos ayude a dar respuesta a situaciones emocionalmente complejas. Libros como estos dos que os proponemos pueden ayudarnos a entender o aceptar algunas situaciones que están de plena actualidad:

• “Flors i violes. Un jardinet a casa”, de Kirsten Bradley e ilustraciones de Aitcho, presenta una serie de ideas sencillas para hacer en familia y en casa.

• “Hasta que podamos abrazarnos”, de Eoin Mclaughlin, es un cuento que nos presenta diferentes maneras de demostrar cómo preferimos sin necesidad de tocarnos: a través de una carta, lanzando besos o sonrisas.

Estamos viviendo un periodo convulso y que ha sacudido los cimientos de muchas cosas que creíamos intocables, pero también una experiencia inédita que puede servir para recordarnos que la felicidad, más que nunca, se encuentra en las pequeñas cosas. Como dijo el filósofo y pedagogo John Dewey: “Una experiencia sin reflexión es justamente eso: una experiencia, pero no una oportunidad de aprendizaje”. Ojalá este periodo que nos ha tocado vivir nos haga reflexionar como individuos y como sociedad y podamos reconvertir, así, la angustia y el miedo en una oportunidad de crecimiento y de aprendizaje.