Un curso en plena emergencia sanitaria y educativa
Comienza un curso diferente. Nunca habíamos vivido hasta ahora una situación de pandemia mundial como la actual. Y justamente porque vivimos momentos de emergencia, tenemos que afrontar con responsabilidad y valentía la vuelta al colegio. Sabemos que no será nada fácil, y que empezamos un curso con la incertidumbre de no saber cómo acabará. Nadie lo sabe. Nadie tiene la respuesta. Lo que sabemos es que será un curso diferente, con aislamientos intermitentes de grupos y personas, que tendremos que asumir con un trabajo persistente. No se trata de ser conformistas, sino de trabajar para que esta situación nos lleve a una escuela mejor, defendiendo una forma de hacer escuela, de educar, que hasta ahora quizás no era tan evidente. Y con esta conciencia, que vivimos un momento de emergencia, más que quejas y reproches, la clave es la cooperación, la flexibilidad, la adaptación y las responsabilidades compartidas entre equipos de maestros, hombres y mujeres, familias y administraciones municipales, de salud y de educación.
Esta pandemia nos ha cogido con un sistema educativo débil, desprovisto de muchos de los recursos necesarios que garantizan una educación de calidad, y esto no se resuelve en cuatro días. Hemos sufrido muchos años de desinversión y de recortes que han debilitado un sistema que ya era frágil. La educación, hasta ahora, no ha sido nunca una prioridad en los presupuestos de las diferentes administraciones, y la inversión destinada a educación queda muy lejos de la media europea. Pero aparte de la falta de recursos, el sistema también era débil en sus planteamientos y en su funcionamiento, lo que ha quedado al descubierto en este tiempo de pandemia. Hemos visto de manera mayoritaria (¡porque siempre hay grandes excepciones que apuntan el camino!) Equipos de maestros poco empoderados, que no han ejercido la autonomía y que han esperado instrucciones que no han llegado a la hora.
Hemos visto un sistema de evaluación poco consistente, más pendiente de las notas que del seguimiento del aprendizaje de cada persona. Hemos visto unos recursos digitales que no han llegado a todo el mundo y que no han ayudado a promover un aprendizaje sólido. Y también hemos visto unos niños y jóvenes poco autónomos, más acostumbrados a seguir instrucciones que a tomar decisiones. El patrón básico que se sigue manteniendo de manera mayoritaria es todavía el de: el profe explica, el alumno toma apuntes y hace unos ejercicios (o exámenes) y el profe corrige y pone nota.
Debemos asumir que cada uno tiene que hacer el papel que tiene encargado. Las administraciones, proveer los recursos necesarios para que la presencialidad en las escuelas se pueda mantener al máximo, y que la sustitución de los maestros y profesores se haga de la manera más ágil posible. Los responsables de salud, para que funcione el circuito de detección de casos y que se hagan los tratamientos necesarios. Y los maestros y profesores que, a pesar de las dificultades y las deficiencias de donde partimos, podamos garantizar el acompañamiento al proceso de aprendizaje de cada niño y joven.
Como todo en la vida, este obstáculo que estamos sufriendo nos puede hacer poner el foco en lo que es realmente importante y que debemos mantener a toda costa. Por un lado las relaciones personales que son las que tienen un papel central en la escuela. Un buen acompañamiento y cooperación entre el equipo de maestros, es básico para darnos este apoyo mutuo que necesitamos en momentos de crisis, como también lo es mantener un buen ambiente de relación entre el grupo de referencia de niños y jóvenes que comparten espacios y tiempos de aprendizaje de manera continuada.
Las relaciones entre las familias y escuela, son también fundamentales, y deben ser de apoyo, confianza, y de conocimiento mutuo para tener en cuenta las necesidades que tiene el niño en cada momento… Y todas las demás relaciones personales que van surgiendo en un entorno como la escuela, y que debemos fomentar y hacer crecer, ahora más que nunca.
La pandemia nos pone en bandeja el hecho de hacer más actividades al aire libre, y fuera del espacio-aula. Es cierto que esta posibilidad ya estaba antes, pero en este momento la urgencia nos empuja a hacerlo realidad. Hacer realidad que el aprendizaje y las relaciones personales pueden favorecer en otros espacios más allá de las cuatro paredes de la escuela, puede significar un avance importante. Muchas escuelas acogerán a esta posibilidad, entendiendo que al aire libre, además de ser más saludable, puede beneficiar también un aprendizaje más significativo.
Teníamos muchos temas pendientes que ahora se presentan con más urgencia. Uno de ellos es la verdadera participación de los niños y jóvenes en la toma de decisiones sobre la organización y el funcionamiento de las escuelas e institutos. Tenemos experiencias suficientemente ricas y valiosas como para que tengamos la certeza de que es un tema que mejora la calidad de la educación y que podemos desarrollar. Vivimos una situación bastante grave para que entre todos los estamentos de la escuela, tenemos que responsabilizarnos, y tomar decisiones para vivir esta situación de la mejor manera posible y que sacamos un verdadero aprendizaje. Llega el momento de demostrar que una escuela democrática es posible y que da sentido al objetivo principal de la educación: hacer personas con criterio propio, libres y emancipadas.
Los últimos meses el ruido mediático ha puesto el foco en demasiados mensajes alarmistas y que no han aportado tranquilidad y serenidad. A pesar de ello, el trabajo de las escuelas para preparar este curso ha sido persistente e intensiva. Ahora llega el momento de que maestros y niños y familias trabajemos juntos para que la escuela sea este espacio de acogida y de aprendizaje que todos necesitamos. Seguro que este curso que ahora abrimos nos hará valorar muchas otras cosas. Cosas que hasta ahora pasaban desapercibidas o que estaban en la lista de tareas pendientes. Este tiempo de urgencia debe hacernos posible una escuela más humanizada, para aprender a hacer un mundo más humano, un lugar donde hacernos lado para aprender a vivir juntos.
Presidenta de la Asociación de Maestros Rosa Sensat