¡Siempre a punto! Literatura más allá de las aulas
En los años setenta, un maestro pidió a sus alumnos que ilustraran poemas de Miquel Martí i Pol, trabajo que luego mostraron al poeta. Aquella práctica fue el inicio de una relación cada vez más prolífica entre Martí i Pol y la educación, una tarea que hoy perpetúa la fundación que lleva su nombre.
La Fundación Miquel Martí i Pol es una entidad sin ánimo de lucro que nació en 2006 con el objetivo de contribuir al legado educativo, social y cultural del poeta. Con este fin organiza actividades culturales y educativas, de formación, académicas, visitas comentadas relacionadas con la figura y obra del autor y con la poesía en general. El ámbito educativo, dentro de la institución, es uno de los pilares fundamentales. Por este motivo se pone al alcance de todo el mundo, a través de la web de la Fundación, un catálogo que presenta la oferta educativa, con propuestas variadas para todas las edades, adaptadas a las necesidades de los centros, bibliotecas y grupos particulares.
Para encontrar el origen de la línea educativa de la Fundación hay que remontarse a los años setenta, cuando el maestro de la Escuela El Puig de Esparreguera, Ramon Besora, fue pionero con una experiencia que propició el encuentro entre los alumnos del centro y el poeta de Roda de Ter. Después de presentar varios poemas de Martí i Pol a los niños, les propuso hacer un dibujo; posteriormente, pensó que sería una buena idea que los alumnos mostraran al poeta, entonces todavía no tan conocido como lo sería en el futuro, las ilustraciones que habían hecho. Dos autobuses llenos de niños se detuvieron en la pequeña casa amarilla donde vivía.
De aquella mañana, Martí i Pol escribió: «Hace ya más de veinte años de la visita que me hicieron los chicos y chicas de la escuela El Puig de Esparreguera […]. Resultaba que los alumnos de 6º, 7º y 8º de lo que en aquellos momentos se decía EGB habían hecho un trabajo sobre mi poema “Primavera” y me venían a enseñar los resultados. Yo no lo sabía, claro, pero “trabajar” para ellos había querido decir hacer varias lecturas, individuales o colectivas, del poema, discutir su interpretación y recrearlo en imágenes. Lo que yo vi ese día en casa fue, evidentemente, sólo el resultado final de la experiencia, pero por lo que dijeron los chicos y chicas más grandes o más decididos, me pude dar cuenta, admirado, del alcance de el trabajo que habían hecho entre todos, de la dimensión pedagógica de la experiencia y de cómo había incidido en los alumnos. […] En aquella época, yo vivía en una caseta de planta baja propiedad de los dueños de la fábrica donde había trabajado desde los catorce años, y como yo hacía ocho que estaba enfermo y hacía seis que había tenido que dejar de trabajar , utilizaba como digamos despacho una pequeña habitación del medio de la casa que daba a un patio. Allí fue donde recibió la embajada de El Puig, y he explicado lo de la habitación para que por allí dentro pasaron los más de cien (sí, sí, 100) hombres y mujeres que me habían venido a ver. Fue una experiencia única y quizás irrepetible. En grupos de siete u ocho -el máximo que permitía, con buena voluntad, la habitación- todo aquel bien de Dios de chiquillos desfiló ante mí, algunos con rostro sorprendido o asustado, otros con una envidiable soltura. No recuerdo las caras, no importa, pero sí conservo viva la memoria de aquel hecho extraordinario».
La semilla de una amistat
El poema «Primavera» fue el germen de la amistad entre Ramon Besora, que al cabo de unos años se convertiría en el presidente de la Asociación de Amigos de Miquel Martí i Pol (hoy Amigos de la Fundación Miquel Martí i Pol) , y el poeta. A su vez, este vínculo fue el impulso para la escritura de los libros para el lector infantil Bon profit! (Empúries, 1986) y Per molts anys! (Barcanova, 1999). Con motivo de la edición de Per molts anys!, el diario Avui (15 de junio de 1999) publicó una entrevista al autor que testimonia el interés de Miquel Martí i Pol porque la poesía entrase en las aulas: «De lo que se trata, pienso yo, es de hacer penetrar profundamente la poesía en la escuela, o quizás, para ser más precisos, el sentido poético de las cosas y de la vida, lo que conlleva una actitud de libertad, de creatividad y de respeto. Tanto la práctica como la lectura de la poesía exigen reflexión y amor a la intimidad y al silencio, y son estas características las que me parece que pueden generar cambios de mentalidad positivos».
Desde la profesionalización de la Fundación a finales de 2016 se ha trabajado intensamente en recursos de calidad que recogen todo el espíritu inicial para que uno de los autores más emblemáticos del siglo XX sea accesible a todo el mundo desde las primeras etapas educativas. Así, para infantil y primer ciclo de primaria encontramos el proyecto «Primavera», el poema de Miquel Martí i Pol musicado por Guillem Roma y Guillem Ramisa y animado con ilustraciones de Gibet Ramon. Los niños pueden acercarse a la literatura del autor mediante la canción e interactuar gracias a los múltiples vídeos de que disponen. Ya entrada a la primaria la Fundación presenta «El universo poético de Miquel Martí i Pol», una aplicación para tabletas móviles y pizarras digitales, gratuita, reconocida con el premio LletrA 2017 en la mejor iniciativa digital de y sobre literatura catalana que otorga la Universitat Oberta de Catalunya y la Fundació Prudenci Bertrana. Para etapas posteriores, acaba de aparecer «Volver a La casa amarilla», la visita interactiva enriquecida en la casa Miquel Martí i Pol que permite hacer un itinerario literario en línea en la casa donde Besora llevó a los niños de la Escuela El Puig de Esparreguera hace más de 40 años.
Doctora en Literatura y directora de la Fundació Miquel Martí i Pol