Prevención del consumo de drogas en la adolescencia
Una de las principales preocupaciones para las personas que tienen hijos o hijas adolescentes es cómo evitar que se inicien en el consumo de drogas y puedan llegar a desarrollar una adicción. Todos los padres y madres saben que consumir drogas es perjudicial para la salud y que las adicciones en general llevan otros tipos de problemas a nivel familiar, social, educativo, laboral, etc. Teniendo en cuenta todo esto, ¿qué se puede hacer en el ámbito familiar para evitar las adicciones? ¿Qué recursos tienen las familias para prevenir que los adolescentes consuman?
Con el fin de empezar a poner manos a la obra, antes que nada, habría que definir qué es una droga y qué es una adicción o conducta adictiva. Según la OMS “una droga es cualquier sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración, produce una alteración del funcionamiento natural del Sistema Nervioso Central (SNC) del individuo y es, además, susceptible de crear dependencia , ya sea psicológica, física o ambas”. En cuanto a las adicciones, según Ruth C. Engs, las podemos definir como “cualquier sustancia, actividad, objeto o comportamiento que se ha convertido el foco principal de la vida de una persona excluyendo otras actividades, o que ha comenzado a dañar al propio individuo ya otras personas a nivel físico, mental o social”. Hay que tener en cuenta que algunas conductas que consideramos normales, o incluso necesarias y saludables, pueden convertirse en conductas adictivas si la persona pierde el control y las realiza con una frecuencia, intensidad, tiempo o dinero invertido fuera de lo normal (un ejemplo puede ser la adicción al ejercicio físico).
También debemos conocer qué sustancias pueden considerarse drogas y qué efectos tienen. En general podemos distinguir 3 tipos de sustancias adictivas:
- Depresoras: son relajantes y provocan una ralentización a nivel físico y psíquico. Algunos ejemplos son el alcohol, el cannabis, la heroína y los fármacos sedantes.
- Estimulantes: son excitantes y reducen la sensación de sueño. Algunos ejemplos serían la nicotina, la cafeína, las anfetaminas y la cocaína.
- Alucinógenos: alteran la percepción de la realidad y provocan alucinaciones. Algunos ejemplos serían el LSD, la mescalina y el éxtasis.
Cualquiera de estas sustancias puede provocar efectos más o menos graves en el funcionamiento del organismo y si la persona las consume de forma más o menos regular pueden llegar a ser adictivas complicando mucho el desarrollo vital de la persona.
Según las estadísticas, un número importante de adolescentes consideran que están suficientemente informados sobre las sustancias adictivas y sus efectos en el organismo (69% el año 2016). Entonces, ¿por qué se siguen consumiendo en edades tempranas? ¿Por qué razón las edades de inicio de consumo de algunas drogas cada vez son más bajas? Una posible respuesta a estas preguntas es la percepción del riesgo que conlleva consumir drogas. En los últimos años los estudios muestran que los adolescentes tienen claros los riesgos del consumo pero no consideran que suponga un riesgo real para ellos mismos. Esta baja percepción del riesgo es especialmente preocupante en el caso del alcohol ya que se trata de la droga más consumida y la más aceptada socialmente, por lo que la mayoría de niños y adolescentes están acostumbrados a que los adultos consuman de manera normalizada y por tanto no perciben el consumo de alcohol como un peligro para su salud. La situación llega al punto de que un 71,6% de los estudiantes de entre 14 y 16 años han probado el alcohol y un 44,1% de ha emborrachado alguna vez en la vida.
Aparte de la baja percepción del riesgo, también hay que tener en cuenta el componente social del consumo: la mayoría de jóvenes comienzan a consumir para que sus amigos consumen. De hecho, la adolescencia es una etapa que tiene como características relevantes el hecho de dar mucha importancia al grupo de amigos y el de experimentar conductas de riesgo. Es decir, que son las propias características de la adolescencia las que pueden suponer un factor de riesgo a la hora de iniciarse en el consumo de drogas y otras conductas adictivas.
TAun así, hay adolescentes que son adictos y adolescentes que no lo son. ¿Qué marca la diferencia? ¿Cuáles son los factores de riesgo que predisponen a un adolescente a convertirse en adicto? Principalmente hablamos de factores de riesgo a nivel social (entorno de bajo nivel socioeconómico), a nivel familiar (familias desestructuradas y/o permisivas con el consumo de drogas), a nivel escolar (fracaso escolar, dificultades, etc.) y a nivel individual/interpersonal (problemas de conducta, problemas de salud mental, etc.). Todos estos factores junto con el hecho de ser adolescentes pueden predisponer muy iniciarse en el consumo de drogas a edades muy tempranas e incluso a desarrollar una adicción.
Teniendo en cuenta estos factores de riesgo, ¿qué podemos hacer como padres y madres para evitar las conductas adictivas de los adolescentes? Lo primero es que nos planteamos cuál es el mecanismo cerebral de una adicción. Cuando una persona realiza una actividad que le produce bienestar o placer, su cerebro libera un neurotransmisor llamado dopamina. Si una sustancia o conducta produce bienestar, se puede producir una tolerancia a la dopamina que hace que la persona necesite cada vez más dopamina para obtener los mismos efectos. Es decir que la persona no se convierte adicta a la sustancia o la conducta sino al efecto de refuerzo que produce la dopamina en el cerebro. Los estudios demuestran que realizar actividades alternativas y saludables que también aumenten los niveles de dopamina, ayuda a reducir bastante las probabilidades de desarrollar una adicción. Si estas actividades tienen un componente social, aunque se refuerza más su “efecto anticonsumo”.
Teniendo en cuenta todo lo que hemos visto hasta ahora, podemos deducir que los jóvenes son menos propensos a consumir drogas si tienen una buena relación con sus familias desarrollando vínculos emocionales positivos, si se adaptan correctamente a la escuela o instituto, si tienen unas buenas capacidades comunicativas, si realizan actividades de manera periódica (excursiones, deportes, música, actividades artísticas, etc) con familiares o amigos, etc. En resumen, si su entorno es favorable y tienen algo mejor que hacer no les hace falta consumir.
Algunas ideas que pueden ayudar a prevenir las conductas adictivas en sus hijos o hijas:
- Crea vínculos positivos con ellos y ellas. En casa debe haber un clima de confianza y de comprensión: deben sentir que pueden hablar de cualquier cosa.
- Informadlos a más allá de lo que los informan a la escuela o instituto. Deben tener claro cuáles son los riesgos, pero sin que parezca una prohibición o un sermón. Hay que estimular su espíritu crítico y que sientan que están informados para poder tomar la mejor decisión: ¡Empoderadlos!
- Haced actividades en familia (excursiones, manualidades, cocina, asistir a espectáculos, etc.) que le gusten a todos, ayudará a reforzar vínculos y además mostrará al adolescente que hay muchas maneras de pasarlo bien.
- Intentad ser el mejor modelo a seguir y por lo tanto procurad no consumir sustancias adictivas. ¡Sed referentes!
- Favoreced que se relacionen de manera saludable con otros jóvenes de su edad: actividades de ocio, actividades artísticas, deportes, grupos excursionistas, etc.
- No olvidad que vosotros también fuisteis jóvenes, también tuvisteis conductas de riesgo y también hicisteis lo que había para encajar en el grupo de amigos, ¡sed empáticos!
- Y, sobre todo, ¡amadlos, escuchadlos y respetad a las personas en las que se están convirtiendo!
¿Qué podéis hacer para prevenir las drogas?
Informe 2016 sobre el consumo de drogas
El consumo de drogas en Catalunya
Las drogas ante la ley
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Prevención de consumo de drogas en ámbitos de ocio
Infodrogas.com
Somnit.org
La verdadera causa de las adicciones