Municipalidad educativa
OPINIÓN: Mercè Olivé y Jordi Carmona
Hoy lo llaman educación 360, antes hablábamos que para educar a un niño se necesita toda la tribu, durante un tiempo en dijimos ciudad educadora. En cualquier caso hablamos de lo mismo: la necesidad de implicar a toda la comunidad en el proceso de educación y formación de niños y jóvenes. No es pues una novedad, pero sí una buena noticia que se hable con fuerza de nuevo.
Tradicionalmente las escuelas han sido entornos cerrados y estancos. El trabajo en red entre ellas o la apertura a las oportunidades del entorno local, instituciones, empresas, asociaciones, clubes deportivos, entidades de ocio, de atención social, salud … ha sido siempre más bien escasa.
Cuando hablamos de que los aprendizajes son globales hemos olvidado que la globalidad comienza en la puerta de la escuela, se encuentra en su entorno. Y qué mejor que el entorno más inmediato, el entorno local, la ciudad, el municipio educativa.
Y aquí radica la clave del tema, el liderazgo del municipio en esta red conectada de escuelas y entidades del entorno que asumen juntos la formación y educación de sus habitantes más jóvenes, generando un marco común de ética y valores, reforzado por la complicidad del sentido de pertenencia ciudadana.
Los grandes retos planteados hoy en el mundo educativo tienen una gran oportunidad en este municipio educativa. Comentamos algunos de ellos. Para empezar el reto de tratar adecuadamente y con eficiencia la exclusión social. La apertura de las escuelas y sobre todo el contacto con entornos poco favorecidos, estableciendo redes de intercambio entre escuelas, que impliquen alumnos, maestros y proyectos, es sin duda la gran oportunidad de poner en contacto realidades a menudo muy diferentes y de generar auténtico aprendizaje entre iguales, en igualdad de oportunidades. Es el momento de darse cuenta de las diferentes realidades y de captar la necesidad del cambio, así como de la toma de conciencia de las oportunidades que tenemos las personas en función de la familia donde hemos nacido, de donde venimos, de la formación que tenemos, de los valores, de la cultura…
Otro aspecto de gran relevancia es el relacionado con la orientación y el servicio comunitario que ofrece el conjunto de empresas y servicios del municipio. Además de potenciar el conocimiento del tejido social y económico de la ciudad, ofrece una gran oportunidad de orientación a los alumnos y genera sentido de pertenencia a la vez que valores solidarios compartidos que se convierten en uno de los pilares fundamentales para la formación de ciudadanos comprometidos.
No nos podemos olvidar del beneficio que aporta el contacto intergeneracional. Muy a menudo no queda resuelto en la propia familia que los abuelos y los niños convivan y se relacionen unos con otros. Es en el municipio donde se puede favorecer este intercambio de experiencia y vitalidad, así como el conocimiento de la realidad del hacerse mayor.
Finalmente, queremos mencionar, entre las muchas oportunidades que ofrece el municipalismo educativo, la de la participación de niños y adolescentes en los órganos de decisión locales. Experiencia ésta que ya es una realidad que se concreta en los proyectos como el “Consejo de los niños” y “Audiencia pública” que ya llevan a cabo algunos municipios con resultados excelentes de participación y concreción de decisiones adoptadas.
En definitiva, la escuela no puede alcanzar los retos educativos y formativos del siglo XXI sola. Su integración en redes educativas locales, donde las familias tienen también un papel fundamental, es del todo necesaria. Es una oportunidad para reducir la brecha social y para generar aprendizaje aplicado y sentido de pertenencia. En definitiva, estamos hablando de aprendizaje competencial compartido, donde el liderazgo municipal, dinamizador, organizativo y de valoración es fundamental.
Como tantas veces ha dicho y escrito el gran maestro y pedagogo italiano Francesco Tonnucci, son las ciudades educadoras la clave de una formación y educación auténticamente global e integradora. Y en este objetivo, la escuela debe ser también proactiva. Debe romper con los estereotipos que han convertido los centros educativos en manzanas cerradas (afortunadamente las redes educativas como Escuela Nueva 21 o la Red de Competencias y otros han hecho ya mucho trabajo al respecto), superando todo a nivel local este aislamiento y terminando con tópicos de competencia mal entendida o de confrontación entre modelos públicos y concertados (toda escuela que recibe fondos públicos debe tener una firme y decidida voluntad de servicio público). Son necesarios los maestros que tengan capacidad y determinación de crecer profesionalmente, compartiendo con otros maestros, que sepan ofrecer a sus alumnos la oportunidad que da el mestizaje y el intercambio plural junto con entidades dinamizadoras, que empujen una sociedad rica de oportunidades, una auténtica “tribu” que educa. Por todo ello será necesario también revisar ciertas restricciones de tipo legal y organizativo y situar la pedagogía ocasional y el aprendizaje del entorno más inmediato en primera línea de nuestras programaciones y objetivos de aprendizaje.
El municipalismo educativo de las ciudades educadoras es sin lugar a dudas una gran oportunidad que no deberíamos dejar escapar en este reto global y competencial de la educación de hoy.
Autor: Rosa Sensat
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