ELIGE SER AMABLE
Un niño con una malformación en su cara, causada por una enfermedad genética, que a los 10 años pone por primera vez un pie en la escuela. Esta es la historia de August, el protagonista de la novela Wonder. Sufre el síndrome Teacher-Collins, pero a pesar de su enfermedad él es como el resto: curioso, sensible y resistente.
Precisamente esto es la principal realidad de los niños y niñas que sufren bullying: son iguales al resto de sus compañeros y sus compañeras, pero lo que los hace especiales y únicos es visto como una fuente de acoso por su entorno.
Según la Unesco, dos de cada diez niños y adolescentes sufren bullying en las escuelas. Esto son 246 millions de jóvenes en todo el planeta. En el caso de Cataluña, el 14% de los alumnos confiesan haber vivido algún episodio de acoso, mientras que un 6% asegura padecerlo frecuentemente.
Además, con el acceso a Internet y las redes sociales, también se han incrementado en un 87% los casos de cyberbullying. Este tipo de acoso es especialmente grave, ya que el anonimato y la no percepción directa e inmediata del mal causado permiten adoptar roles donde los acosadores pueden desarrollar toda su imaginación.
Ante esta realidad, hay muchas escuelas y centros educativos que desde hace tiempo toman medidas de control y prevención del bullying. En las librerías de Abacus, por ejemplo, es fácil encontrar libros y recursos que nos pueden ayudar a trabajar la concienciación y la lucha contra el acoso. Y también novelas adolescentes, que nos aportan una visión de tolerancia y empatía pero también de denuncia y realismo.
Pero lo cierto es que todavía no es suficiente, y la erradicación del acoso es un objetivo del que toda la sociedad nos debemos hacer responsables. No debemos olvidar que todos los niños sin excepción tienen el derecho a ser protegidos de todas las formas de violencia y al desarrollo de su potencial de aprendizaje en un ambiente seguro. Así lo dice la convención sobre los Derechos de la Infancia.
En este contexto destaca el método finlandés Kiva, que consiste en poner el foco de atención en el lugar adecuado: la comunidad. Así, en vez de castigar el acosador y consolar la víctima, una medida que a menudo suele agravar aún más la situación, centra su trabajo en los alumnos que presencian el acoso, los que ríen, callan o miran hacia otro lado. Y es que es importante entender que los que observan, los testigos, forman parte del proceso de bullying.
De esto habla Wonder. Bueno, de esto y de muchas otras cosas, pero sobre todo de cómo afrontar la vida con optimismo. De cómo aceptar las particularidades que nos hace ser especiales como personas. De convivencia. De igualdad. De amistad. Y de amor. De amor por uno mismo. Porque, como dice el eslogan de la película que justo se estrena en los cines, “no puedes pasar desapercibido si naciste para destacar”.