El “trencadís”, creación colectiva y patrimonio por la equidad
Todas las acciones colectivas ofrecen unos beneficios “terapéuticos” tangibles. En este caso, la acción de construir un trencadís es muy especial porque implica reutilizar, clasificar, romper, confeccionar, limpiar… para construir de nuevo a partir de piezas en desuso. Actúa como una preciosa metáfora de la vida. No debe menospreciarse la función de la escuela de ser expositores de Belleza, vacuna, personal y colectiva, de la sorda indiferencia.
He estado 20 años largos de maestra en Ciutat Meridiana, quince como directora de la escuela Mestre Morera. Gracias a esta situación he conocido bien Zona Norte de Nou Barris, que con todas sus luces y sombras, es un lugar potencialmente de vanguardia (por el alto índice de recién llegados que acoge, por los retos ingentes que se presentan cotidianamente…) La Ciudad Esperanza como la llaman amigas y amigos que viven en ella.
En el museo de la especulación quedaría genial por el feroz abuso urbanístico producido. Creado -como otros barrios- en los sesenta y setenta para dar cobijo a las familias inmigrantes, el maltrato institucional no previó ninguna infraestructura para el cuidado de las personas. Tampoco que el impacto de la “fealdad urbanística y la indiferencia” es limitando sociológicamente, se convierte en agresividad y aumenta la autoimagen social de víctima que la maravilla del marco natural de Collserola no llega a compensar.
Cuando asumí la dirección, la escuela estaba instalada en el mal llamado “fracaso escolar”, paralelo al barrio. Aunque en esta situación todo es poco, grandes equipos humanos (tanto de vecindad, como de instituciones) responden con “el realismo de la esperanza”. Desde el Morera nos añadimos a este empeño.
Nuestras estrategias: una visión muy resiliente hacia las criaturas, autocrítica e investigación profesional, la filosofía y el arte “en investigación/acción” y la educación en el ocio. Todo ello para favorecer la equidad cultural. La perseverancia en el anhelo “ha dado a luz” a felices resultados, (¡siempre mejorables!): a nivel relacional entre el alumnado, de confianza con las familias, en resultados académicos… gracias a prácticas transversales que han dotado de identidad “Morera”.
Éste es el contexto de la experiencia que expongo. Como la belleza y el arte, especialmente el arte-en-acción, tienen el potencial de ser creadores de espacios amables, de reconocimiento, generadores de inferencias (cuentos, literatura clásica, hechos históricos) que desvelan la curiosidad y aportan empatía. Y al mismo tiempo, conocimientos sobre los materiales y fenómenos químicos y físicos, oportunidades de Aprendizaje Servicio para el mantenimiento del patrimonio, jardinería, etc.
El proyecto colectivo y participativo que presento ahora es el quebradizo realizado principalmente en una pared del pasaje de entrada, con una pendiente de 8% aprox., de las escuelas Aqüeducte y Mestre Morera, de 60 metros de largo y una altura de dos metros de media.
El proceso ha seguido las siguientes etapas:
Unas raíces que reflejan la importancia -y el trabajo- de la etapa de la infancia, frente a la entrada.
- Elementos históricos y patrimoniales para nutrir el sentimiento de pertenencia (empoderarse del origen y la historia de la zona), en el otro extremo del pasaje.
- En abril de 2021 -con condiciones COVID- se reunieron factores propicios para avanzar el proyecto del quebradizo:
- Se había recogido mucha baldosa y cerámica, especialmente de la etapa de construcción del barrio, que las familias y vecinos nos han llevado solidariamente. Como también llega solidariamente de muchos lugares de Catalunya.
- Teníamos ayuda solidaria de la ONG Ciutat Aqüeducte -por la equidad cultural- por el cemento y las horas de la dirección y orientación artística.
- Teníamos mis horas de jubilada y mis manos para coordinar a las criaturas que participaran en la creación y para apoyar al artista.
- De abril a primeros de julio se adelantó un 80% del conjunto. Y así es como el pasaje “se ha ensanchado” y convertido en un espacio que invita a la contemplación, al encuentro, a la conversación… Es un espacio vivo, y un buen recurso pedagógico para las escuelas, muy transversal: lengua, filosofía, historia, arte, contemplación… Y también escenario para muestras o exposiciones.
El tema de la creación: el bosque de galliborias con todas sus criaturas y animales de fábulas, referentes literarios y culturales de cuentos clásicos, de filosofía 3/18 y elementos de poesía visual -más de cincuenta en conjunto- todo vertebrado por el pensamiento legado de Anselm Clavé: Instruiros y seréis libres, amaos y seréis felices y organizaos y seréis fuertes.
El lenguaje plástico es muy rico debido a la versatilidad que ofrece el material (colores, grosores, texturas, formas, cualidades…), combinando el material que tenemos y lo que nos aportaban. El feeling entre la comunidad educativa y nosotros era como un regalo estimulador por nosotros, que nos hizo pensar en transmitir la experiencia.
Los comentarios recogidos de los niños, de las maestras, de las madres, de las trabajadoras, de las cocineras y de las niñas y niños mayores, nos confirmaban que cumplimos los objetivos. Según su altura, las criaturas buscaban a los animales y les enseñaban a sus madres o padres, provocando conversaciones bien simpáticas sobre vocabulario en catalán y lenguas familiares. Las criaturas mayores mostraban mucho interés por el desarrollo del mural, por los personajes, y espontáneamente aportaban las piezas que recogían por la calle o la montaña.
Su explícita gratitud por “hacerles” el trencadís habla de la dignidad que sienten cuando se les dedica tiempo. Tiempo transformador de la abrumadora grisura del cemento en una “ventana a la belleza” que abre horizontes y hace vibrar. Quizás se ha menospreciado la función de la escuela de ser “expositores” de Belleza, vacuna -personal y colectiva- de la sorda indiferencia. Es defensa de la necesidad de la acción artística y la belleza vital y por el desarrollo tanto personal como ambiental de los niños, especialmente. Se defiende para conseguir un ambiente que estimule la interiorización y la reflexión, de referentes de patrimonio, generadores de conocimientos y de sensibilidad cultural.
Todas las acciones colectivas ofrecen unos beneficios “terapéuticos” tangibles. En este caso, la acción de construir un quebradizo es muy especial porque implica recoger, reutilizar, clasificar, romper, recortar, confeccionar, limpiar, pulir… El hecho de construir a partir de piezas “en desuso”, rotas, actúa como una preciosa metáfora de la vida, subrayando el carácter terapéutico de este registro artístico, su calidad ergoterapéutica es muy seductora.
Desde aquí aliento a los centros y entidades que se reivindiquen como espacios de Belleza-para-fundirla-indiferencia y se animen a crear acciones artísticas murales, como el trencadís -¡tan maravilloso!
Escola Mestre Morera