De la escuela sola no puede… a la escuela no lo quiere hacer sola
La frase que encabeza el artículo que firman Mercè Olivé y Jordi Carmona me llama la atención. Leo: “Hoy lo llaman educación 360, antes hablábamos que para educar a un niño se necesita toda la tribu, durante un tiempo en dijimos ciudad educadora. En cualquier caso hablamos de lo mismo: la necesidad de implicar a toda la comunidad en el proceso de educación y formación de niños y jóvenes.” La afirmación me sorprende y me hace pensar: ¿realmente es lo mismo? Como el artículo lleva por título “Municipalidad educativa”, y digamos que este es el terreno en el que me dedico profesionalmente desde hace años, antes de darle más vueltas opto por seguir leyendo. Recorro el artículo despacio, subrayando mentalmente las frases que más me atraen y llego al final con la satisfacción que el artículo termina reivindicando el carácter educativo de la ciudad y, por tanto, su potencial, como “una gran oportunidad que no deberíamos dejar escapar en este reto global y competencial de la educación de hoy”.
Me alegra que dos personas relevantes del mundo de la educación, como la Merced y Jordi, estrechamente relacionadas con centros educativos, defiendan y exploren el potencial educativo del más allá de la escuela. Pienso que estoy muy de acuerdo con lo que cuentan y que sí, que el objetivo final es el mismo: todos y todo educa, hace falta un compromiso colectivo para tener éxito como sociedad y que el éxito sea de cada una de las personas que la forman. Pero, más allá del objetivo, creo que las palabras definen conceptos en un tiempo concreto y eso me hace pensar que no es lo mismo cuando “antes” decíamos ciudades educadoras que cuando “hoy” decimos Educació360. Sin querer polemizar ni tener necesariamente razón, dejadme que esboza algunas ideas.
El objetivo final de la Educación siempre ha sido formar personas. Para qué y en qué condiciones ha ido cambiando en el tiempo. Gente que sabe mucho lo explicó abastecimiento y somos conscientes de que el objetivo y el propósito de la educación han ido cambiando con los tiempos. Cada época ha tenido su paradigma educativo. Pedagogos de renombre han ido dando forma al pensamiento educativo, que ha evolucionado como la organización de las escuelas o las metodologías y prácticas que se desarrollan. Durante muchos años se ha hablado del mismo, formar a los niños, pero se ha hablado desde lugares y desde visiones muy diferentes.
En la relación entre la educación y el territorio ha pasado lo mismo. Hace muchos años niños y niñas entraban a escuelas que era igual donde estuvieran ubicadas. Poco a poco fue apareciendo una relación entre las escuelas y el lugar donde estaban. El territorio conocía la escuela y viceversa. Y desde aquí, se fue intensificando una relación que ha tenido sus nombres propios.
Destacaré cuatro que han sido paradigmas de política educativa local con los que hemos trabajado y aún seguimos haciéndolo: participación, corresponsabilidad, acompañamiento a la escolaridad y ciudades educadoras. Cada uno de ellos describe una intencionalidad, centra sus prioridades y plantea una forma de hacer. Unos son más globales, otros quizás más concretos pero todos han aportado muchas propuestas y buenos proyectos. Cada uno plantea más o menos el mismo objetivo, que estemos todos, pero cada uno lo hace de forma diferente y, como digo, con intencionalidades diferentes.
Educació360 es el último en aparecer, acaba de nacer. Podríamos creer que esto es una desventaja, porque todavía es pequeño, apenas empieza a caminar. Pero formularlo así sería hacer trampa, porque nace con el bagaje acumulado y lo mejor de cada uno de los paradigmas que la han precedido. No los sustituye, sino que los reconoce y los integra, y lo hace en clave del siglo XXI. Lo hace sabiendo que los aprendizajes deben ser globalizadores y competenciales para afrontar el reto de un mundo que está cambiando aceleradamente. Lo hace sabiendo que para educar se necesita toda la tribu, pero que también se necesita poner en valor el lugar donde habita, los trabajos que hace y las relaciones que tienen sus miembros entre ellos.
Se podría pensar que esto es un matiz, pero creo que no. El reto de hoy es más global, se enfrenta a un modelo de intervención al límite y requiere de una implicación mayor del conjunto de los actores, de los espacios y de las relaciones. Intento explicarlo mejor. Pasamos de la coordinación en las redes para que los retos educativos requerían la participación del entorno.
La escuela sola no podía, tenía que trabajar con el entorno y lo tenía que hacer en red con otros centros. La ciudad se configuró como una red y la escuela como el nodo principal, en el centro. Los diferentes actores participaban en espacios de gobernanza. Se conocían, se generaba sentido de pertenencia y aportaban valor al conjunto. Aparecieron proyectos compartidos, muchos indicadores mejoraron pero no se produjo una transformación profunda, a pesar de que, como apuntan la Merced y Jordi, hay iniciativas que han generado experiencias de éxito, tanto desde las escuelas como desde los municipios.
Hoy en día hay proyectos de centro implicados con el entorno, territorios con potentes proyectos educados de ciudad, planes de entorno o redes educativas locales que han abierto vías en la relación entre unos y otros. Y este es, desde mi punto de vista, el aspecto esencial donde todavía tenemos camino por recorrer: cómo construimos las relaciones entre unos y otros, como los damos contenido.
Lo que proponemos hoy con la Alianza Educació360 es pasar de conocerse a reconocerse y, por tanto, establecer una relación permanente: pasar de reunirse y hacer red a ser un ecosistema. Y esto significa conectar el conjunto de los tiempos, espacios y actores educativos de un territorio de forma que la relación entre ellos los modifica. El ecosistema se basa en la interdependencia y esta característica es inherente al concepto 360 y su funcionamiento.
En este escenario, la personalización se convierte en la clave de bóveda para garantizar la equidad en cada uno, tanto en el acceso a la educación, como en su proceso y resultado. La escuela ha dejado de centrarse en el docente y el currículum para poner el aprendiz y sus intereses en el centro del proceso de aprendizaje. Y también lo hace la ciudad, diseña estrategias para generar itinerarios de aprendizaje desde todos sus nodos.
Conectamos los centros culturales, los campos deportivos, las bibliotecas, los centros de salud, las asociaciones de vecinos, las madrigueras y los recreos, las entidades, los cines, pero también las plazas y las calles que habitamos y los tiempos en que vivimos. El territorio se convierte así en un ecosistema donde cada uno puede transitar y construir su itinerario vital, sin exclusiones y con oportunidades. Hablamos del mismo objetivo pero de una manera diferente de llegar.
La escuela sola no puede. Lo sabemos. Educació360 acabamos de empezar, y lo que tenemos sobre todo son muchos interrogantes. Sin embargo, tal vez ahora pensamos que de lo que se trata no es de ayudar la escuela porque sola no puede, sino de trabajar con ella y de conectarla, desde un propósito competencial, al conjunto de nodos del ecosistema educativo local al que pertenece.
Lo que están diciendo hoy en día muchos maestros, lo que creo que defienden la Merced y Jordi no es un clamor a que la escuela sola no puede, sino, más bien, un clamor a que “la escuela sola no quiere” . Que quede claro, no quiere hacerlo sola, quiere hacerlo conectada a las personas que están dentro y fuera del centro, conectada al tiempo lectivo y al no lectivo, los espacios docentes y los que no lo son, y los aprendizajes, a todos los aprendizajes competenciales que ayudan a las personas a construir su itinerario a lo largo de la vida..
Gerente de los servicios de Educació de la Diputació de Barcelona