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Consejos sobre crecimiento personal

  • “Yo a tu edad…” Son muchas las veces que los adultos usamos esta frase. Y lo hacemos para dar un consejo o explicar algo a nuestros hijos. Buscamos espacios para compartir experiencias, contarnos las anécdotas, comparar los períodos de la vida vividos y transmitir el conocimiento a partir de las propias vivencias. Así crearemos momentos íntimos de comunicación entre padres e hijos y aumentaremos los niveles de confianza.
  • Preparar una salida o excursión familiar también puede ser una tarea compartida. Tendremos que elegir destino, buscar planos e información del lugar, preparar maletas, hacer una lista de los que tendremos que llevar… Creamos espacios de encuentro para organizar los días en común. Damos a los niños responsabilidades que puedan asumir y preparamos en equipo estos días. Realizar tareas que afectan a toda la familia les dará seguridad y hará sentir valorados.
  • A menudo los padres nos cuesta decidir cuándo los niños es lo suficientemente grande para hacer según qué. La tendencia a ponerles las cosas demasiado fáciles es un síntoma claro. Las tareas del hogar pueden ser una buena oportunidad para que empiecen a practicar su autonomía. Tener ordenada la habitación, poner y quitar la mesa o cuidar de animales y plantas les ayudará a desarrollarse, organizarse y asumir otras responsabilidades.
  • A través del teatro o del cine podemos ver escenificadas situaciones de la vida real. Miremos la cartelera o hacemos una recopilación de títulos interesantes que podamos ver juntos con los niños. Comentamos su actuaciones, historias y qué pasa. Los momentos de reflexión sobre hechos ajenos ayudan a formar el criterio propio y expresar las opiniones con libertad.
  • La música y los adolescentes son casi una misma cosa. Nos podemos imaginar un adolescente sin los auriculares? O cerrado en la habitación sin ninguna canción sonando? La música es una herramienta de comunicación, una forma de expresión, una manifestación de sentimientos. Convertimos nuestro país en un espacio para compartirla y escucharla. Hagamos que se sienta la música de todos, grandes y pequeños. Ponemos en común nuestros gustos y preferencias, que nos gusta y qué valoramos. Nos acercaremos más y encontraremos puntos en común.
  • Las tareas de casa son mejores si se reparten y comparten entre todos los miembros. Una de ellas es ir a comprar al mercado y aquí nos puede ayudar los niños. Podemos hacer la lista de la compra juntos y dejar que el niño vaya tachado lo que compramos. De esta manera, estará conociendo el mercado, los productos frescos, los de temporada y los de proximidad. Además, él se sentirá importante y podremos enseñar a comprar de forma racional.
  • Kodaly, uno de los educadores musicales más importantes del siglo pasado, explicaba que al inicio de su carrera le pidieron cuando creía él conveniente transmitir el amor por la música. Él respondió: “nueve meses antes del nacimiento del niño”. Dieciséis años después, a la misma pregunta, contestó: “nueve meses antes del nacimiento de la madre”. Demasiado a menudo se ha planteado la enseñanza de la música como algo individual, elitista y desconectado del contacto con la familia. Pero en la relación entre padres e hijos, la música permite establecer una fuente de comunicación muy peculiar. Acostumbrar a los pequeños a disfrutar de la música, bailando-la, cantante-o escuchándola es un sano ejercicio que nos hace disfrutar a todos y enriquece nuestra relación.
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