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Reportaje. Aprender el oficio de espectador

Aprender el oficio de espectadorCada curso que pasa se hace más evidente que la educación audiovisual es imprescindible para la vida. Este artículo, más que explicar temáticas y currículums, se centra en los fundamentos y factores más importantes de la creación y recepción de la fotografía y el cine.

Ningún ser habita en la realidad en sentido estricto, sino en un mundo conocido a partir de las informaciones captadas por los sentidos y, en la mayoría de los animales, procesadas por el cerebro. La percepción del mundo exterior depende de los sentidos y de cómo el cerebro integra los acontecimientos sensoriales y motrices.

Algunos científicos utilizan el término realidad biológica para referirse a la representación particular del mundo exterior que construyen los seres vivos. La realidad biológica es el mundo en el que los seres habitan. Su calidad condiciona la supervivencia del individuo, de las colectividades y de la especie. El caso de los seres humanos tiene una singularidad: esta realidad está construida por el cerebro con la información aportada por los sentidos y por el lenguaje. Si aceptamos esta teoría, debemos tenerla en cuenta a la hora de estudiar la cultura audiovisual por su influencia sensorial y simbólica.

Los oficios de la recepción

Empezamos a construir nuestro bagaje cultural a partir de las recepciones. Los conocimientos, las creencias, las ideologías, las filias y las fobias nacen de lo que recibimos del entorno. Si entendemos que la autonomía de pensamiento, la creación de conocimientos bien formados y la solvencia expresiva son virtudes emancipadoras que permiten el ejercicio de la libertad, conviene aprender de forma precoz los oficios de la recepción.

Aprender el oficio de espectadorEs muy importante saber ser un buen espectador de imágenes, especialmente desde mediados del siglo XIX, que nace la fotografía. En el siglo XXI es absolutamente imprescindible. Por otra parte, el ejercicio de la recepción creativa ofrece la posibilidad de convertirse en un artesano o en un artista. De la misma manera que un buen lector puede convertirse en un buen escritor, un buen espectador puede convertirse en un buen fotógrafo o un buen creador visual.

Este punto de partida condiciona el enfoque de los estudios de cultura audiovisual. Es necesario conjugar el análisis de los factores; el estudio de algunas obras; la reflexión sobre su génesis, su impacto y sus influencias; y, naturalmente, la creación de productos propios.

La responsabilidad del espectador

En los diferentes ámbitos expresivos que abarca la cultura audiovisual es especialmente importante tener en cuenta la responsabilidad del espectador, porque desde su nacimiento en el siglo XIX se pudo constatar la capacidad de manipulación de las imágenes obtenidas mediante artilugios técnicos. Una descripción literaria exige la traducción de signos lingüísticos en imágenes. Una fotografía, no. El grado de atención que requiere mirar una obra cinematográfica es mucho menor que el necesario para leer una novela, por ejemplo.

Pero la manipulación también parasita géneros como videojuegos, series o videoclips, que tienen una audiencia que se cuenta por millones. La preservación de la libertad individual, que sólo puede fundamentarse en la autonomía de pensamiento, exige conocer los engranajes del lenguaje visual. Pero no se trata sólo de hacer frente a las agresiones manipuladoras, el oficio de espectador ofrece la posibilidad de utilizar los conocimientos para atreverse a crear nuevos productos.

La fotografía, signo primordial

Hoy en día ya podemos afirmar que la fotografía es la base de la comunicación visual. Aparte de las informaciones sobre los aparatos y las técnicas de captura y manipulación de las imágenes, es necesario estudiar la historia de la fotografía y, especialmente, la situación actual. La historia permitirá conocer miradas extraordinariamente diversas y hará evidente que la fotografía es producto de la subjetividad humana.

Aprender el oficio de espectadorMucho más hoy, por la formidable revolución que se ha producido, primero, con la imagen digital y después con la conversión de los aparatos telefónicos en cámaras fotográficas. La realidad de hoy termina siendo la realidad de las imágenes, con una influencia determinante, todavía poco conocida, en la realidad biológica.

La evolución del cine

Para el estudio de la tradición cinematográfica es recomendable ver y analizar dos series de Mark Cousins, la monumental The Story en film, An Odyssey (2011) y la imprescindible Women Make Film (2018). Permiten conocer la evolución del cine y la diversidad de expresiones en diferentes marcos culturales. Las obras cinematográficas usan los instrumentos que han caracterizado y dado forma a las narraciones humanas, por eso conviene repasar los factores del fenómeno, casi inexplicable, que consiste en contarnos historias que nunca han sucedido (y que también se activan en las obras documentales).

Los maestros de la luz

Cada una de estas posibilidades se multiplica cuando se conocen las obras que se inscriben, que invitan a inspirarse o buscar una nueva concreción. Ahora bien, no debe olvidarse que el discurso narrativo del cine es visual. Por eso es imprescindible el estudio de las aportaciones de los grandes directores de fotografía: Gregg Toland (Ciudadano Kane, de Orson Welles); Stanley Cortez (La noche del cazador, de Charles Laughton); Vittorio Storaro (EL conformista, y El último emperador de Bernardo Bertolucci y Apocalypse now de Francis Ford Coppola); Conrad Hall (In Col Blood, de Richard Brooks); Michael Chapman (Taxi Driver, de Martin Scorsese); John A. Alonzo (Chinatown, Roman Polanski); Gordon Willis, (la trilogía de El padrino, de Francis Ford Coppola); Néstor Almendros (Days of Heaven, de Terrence Malick); José Luis Alcaine (El Sur, de Víctor Erice) o Slawomir Idziak (La Double vie de Verónica, de Krzysztof Kieślowski). Todos con un pensamiento visual distinto, son maestros de la luz que han logrado imágenes pregnantes que forman parte de la experiencia vital de los espectadores.

En el mundo actual, en el que vivimos rodeados de pantallas, la educación audiovisual es una de las bases de la supervivencia del ser humano libre.

Joan Solana Figueras
Licenciado en Filología Hispánica y dramaturgo
Máster en guión para cine y televisión
Artículo publicado en la revista Perspectiva 414: La maestra naturaleza
Rosa Sensat