Lo que aprendí en secundaria
«Soy profesora de secundaria, he ejercido cerca de cuarenta años y casi siempre he amado mi trabajo» Así arranca la autora sus reflexiones sobre el oficio de educar. Porque este libro está lleno de amor por la docencia y para los chicos y chicas que cada día llenan las aulas de los institutos.
Dolors Sanahuja aborda los retos educativos en secundaria a partir de tres grandes temas: la complejidad del hecho educativo, que significa conocer y comprender a los alumnos que tenemos en clase, más allá de su rol de estudiante; los aprendizajes a partir de las experiencias vividas en el aula; y la forma de desempeñar la tarea docente, o cómo transmitir conocimientos, valores y modelos.
Las antenas abiertas
Hay que atender a los niños y adolescentes como personas; y esto implica prestar atención a su formación emocional, una formación que no se cubre con una hora semanal de tutoría grupal. La tarea apunta mucho más allá: en el claustro, en el clima de centro. Es necesario tener abiertas las antenas para observar, escuchar y orientar.
Sonreír y exigir
Ganarse la confianza y la credibilidad de los adolescentes no es tarea sencilla. La confianza no se improvisa. Requiere seriedad, rigor, esfuerzo, constancia y cariño.
Acelerados y vulnerables
Predomina al alumnado que pasa mucho tiempo solo, enganchado a los videojuegos o en la tableta, que no lee si no es por obligación y que le cuesta concentrarse más de media hora en una tarea. La inmediatez que domina la vida de los adolescentes les acelera la inquietud, y la escasa resistencia al fracaso les convierte en personas vulnerables y fácilmente excitables.
Formadores en emociones
Un buen clima de centro no se improvisa en dos días. Es necesario un claustro activo y con disposición a acoger, acompañar y formar a unas criaturas llenas de vida, de intensidad y curiosidad; dicho de otra forma, un claustro donde el profesorado asuma que también es un formador emocional, un orientador y un adulto de referencia.
Revisar qué enseñamos
Convendría revisar periódicamente qué contenidos se enseñan y por qué, qué aprendizajes y recursos se priorizan y los motivos que los provocan, qué valores se comunican y cómo —tengo mis dudas respecto a hacer de la escuela un vertedero de campañas de moda— , y si ayudan a la formación de personas más equilibradas, responsables y autónomas.
Escuchar a las familias
¿Por qué no nos entrevistamos con las familias de adolescentes, aparentemente, sin problemas? ¿Tan malo es felicitar a los progenitores y escucharlos? ¿No son una fuente de conocimiento?
Licenciada en filología catalana y psicología. Doctora en historia.<