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¡Historias de verano!

Somos historias. Somos lo que vivimos y aprendimos en los veranos. Somos el verano que pasamos con los abuelos, con los primos y los padres. Somos los libros que devoramos entre siesta y siesta, los cuadernos de vacaciones. Somos las aventuras que vivimos de colonias y con la pandilla del pueblo, y todos los diarios que escribimos.

Con la llegada del verano es inevitable recordar, con emoción, las historias que vivimos de pequeños y pequeñas. Aquellos días calurosos, llenos de fantasía y aventuras, donde prácticamente todo era posible. Aquellos meses que se hacían eternos, libres de imposiciones y horarios, y donde sólo había una premisa: ¡la libertad para disfrutar!

Y ya que no podemos volver a nuestros veranos de la infancia, que tanto nos marcaron, lo que sí podemos hacer es, como adultos, contribuir a que las niñas y los niños que están a nuestro alrededor, hijas e hijos, sobrinas y sobrinos, nietas y nietos…, construyan recuerdos igual de bonitos que los nuestros. Que construyan sus veranos eternos e inolvidables. Porque las mejores historias tienen lugar en verano. Porque no hay verano sin historias.


Un día en Torredembarra. Por Martina Pujol.

Y entonces empezamos a jugar...

“Y entonces empezamos a jugar y a hacer cosas. Y Miriam cogió la pelota y se puso a jugar con Natalia y Juan se cayó corriendo de un lado al otro y vino Jordi y jugamos todos juntos ¡y fue taaaaaaaaaaaaan genial! Y luego fuimos a ver patos y les hicimos fotos. ¡Cómo nos reímos!”

¡Vamos de colonias! Por Júlia y Miquel Rius.

¿Y la tirolina, qué?...

“- ¿Y la tirolina, qué? – ¡A mí me gustó más hacer cabañas! – ¡Sois unos cobardes! – ¡Pues con Juan y Mercè ganamos todo, son los mejores! – No quiero volver a casa… – Pero si querías venir, y decías que echarías de menos… – ¡Ya no! Eso fue al principio… Ahora que nos lo pasábamos tan bien… – Mañana tocan los Juegos Olímicos Internacionales del Campamento. – ¿Te apuntarás a cerámica?”

De vacaciones en Mallorca. Por Elena y los primos Pau y Nil.

¡Y otra ola! ¡Y otra ola!...

“¡Y otra ola! ¡Y otra ola! Y después nos quedamos con la barriga al aire y Juan perdió el bañador. ¡Y, hala, otra ola! Y entonces vimos peces de los pequeños, pequeños, pequeños que se ven al fondo. ¡Y un cangrejo! También un caracolito y alguna concha. Pero caracolitos de mar, ¡¿eh?!”

Escapada a los Pirineos. Por Jan y Arnau.

Y cuando estábamos escalando aquella pared...

“- Y cuando estábamos escalando aquella pared, apareció un águila. Lo vimos de lejos, pero estaba allí, ¿o no? – Sí, bien lejos. – ¡Entonces cuenta! – Y seguimos subiendo hasta la cima de la montaña más alta del mundo. – La mama dice que en las montañas altas hay nieve, y en aquella montaña no había… – ¿Has subido alguna vez a alguna más alta? Pues ya está: ¡es la más alta!”

Los anocheceres en la piscina. Por Laia Llorca.

¿Veis como lo puedo hacer todo a la vez?...

“¿Veis como lo puedo hacer todo a la vez? Puedo hacer los problemas de trenes sin salir de la piscina. Y, además, estoy más fresquita. ¡Y hasta pienso mejor! Si es que cuando tengo razón, tengo razón…”

¡Compartid vuestras historias de verano y ganad una tarjeta regalo de 100€!

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¡Estas son algunas de las historias que nos han hecho llegar este verano! ¡Comparte tu y gana una tarjeta regalo Abacus de 100 €!
¿Cómo puedes participar? Enviadnos un audio o un vídeo de tu hijo, hija, sobrino, sobrina, nieto, nieta, etc., contando su historia de verano:

  • Por correo electrónico en cm@abacus.coop indicando el nombre de la madre o del padre, de la niña o del niño y su edad, así como un teléfono de contacto.
  • ¡O a través este formulario!

¡Entre todas las personas participantes, sortearemos una tarjeta regalo de 100€! ¡Consulta aquí las bases legales!


Los veranos de la infancia y sus historias

Aunque podríamos pensar que esta nostalgia nos produce tristeza, la neurociencia ha demostrado que, en realidad, recordar nuestra infancia tiene efectos muy positivos, ya que activa los circuitos de recompensa. Así, cuando nuestra memoria autobiográfica se pone en marcha para evocar recuerdos positivos, como por ejemplo los de las vacaciones, se activan circuitos neuronales en la corteza y el núcleo estriado que coinciden con los que se encienden con las recompensas económicas. Leer más.

Los veranos de la infancia y sus historias

¡Vive el verano!