Aprender a través del juego
El Programa de Preescolar presenta el juego como modalidad de aprendizaje real: “El juego promueve la riqueza de las experiencias de los niños en todas las clases de jardín de infancia y alimenta todas las áreas el aprendizaje.” Si bien los académicos de hoy en día están de acuerdo en que “jugar para aprender” es importante, este no siempre ha sido el caso. ¿Cómo es el juego una herramienta de aprendizaje efectiva en la escuela? ¿Cómo puede proporcionar apoyo pedagógico para el maestro?
“Juego” se refiere a la idea de una actividad que puede ser ejercida o conducida sin restricciones, al menos con cierto grado de libertad si se define el marco general de la actividad. El juego es esencial para el desarrollo físico, social y psíquico del niño. Es una actividad natural, espontánea y motivadora, que se basa en su curiosidad y le permite desarrollar diferentes habilidades a través de la acción.
El juego permite a los niños “actuar sobre la realidad y ejercer conductas motrices”. A través del juego, el niño desarrolla sus habilidades sensoriales, afectivas y motrices. Sus habilidades perceptivas son estimuladas y las situaciones de juego ayudan a construir puntos de referencia para la seguridad emocional. A través de juegos de manipulación y construcción, el niño ejercita sus habilidades motrices finas, refina sus gestos y su coordinación. La práctica de la actividad física le invita a explorar sus posibilidades en el espacio y desarrollar sus capacidades motoras y sensoriales, al tiempo que le ofrece una mejor concentración después del esfuerzo.
El juego también es un tiempo y espacio de exploración en el que los niños pueden desarrollar su creatividad, aprender diversos roles sociales y experimentar con las reglas. Con los juegos simbólicos, los niños exploran universos que estimulan su imaginación. Aprenden a imitar, a “fingir”, a comprender las intenciones de los demás y a interactuar con ellos (por ejemplo, jugando con el comerciante, el médico, el padre y la madre, etc.). A través de la práctica de juegos colectivos y juegos de mesa, experimentan reglas y comportamientos de “convivencia”: cooperación (ser socios), competencia (ser adversarios), reciprocidad (esperar su turno), negociación … ¡por casualidad, a menudo presente en los juegos de mesa, ayuda a los niños a aprender a manejar su frustración de perder, cometer errores o no tener una oportunidad! Los niños también desarrollan habilidades relacionadas con las estrategias que desarrollan para jugar y ganar: planificación y anticipación, necesidad de adaptarse al juego del otro…
El juego promueve el descubrimiento y la comprensión de nociones en diferentes campos. Por ejemplo, para aprender vocabulario, colores, formas, adquirir nociones de ubicación espacial (frontal / posterior, superior / inferior, superior / inferior), percepción del espacio con juegos de mesa, etc. . Debido a que motiva al estudiante, el juego estimula su concentración, su atención y su habilidad para memorizar. En este contexto, el juego también promueve los intercambios, la expresión y el lenguaje en todas las situaciones de juego entre varios. Se alienta a los niños a hablar, a explicar lo que hacen, a justificar sus elecciones, a discutir … Es un excelente apoyo para el lenguaje y la comunicación con los demás, en la escuela y en el hogar, con los padres.
Desde el punto de vista del docente, el juego permite diferenciar las actividades propuestas a los alumnos y así adaptar el aprendizaje a las necesidades de cada uno. De acuerdo con las necesidades identificadas, el profesor puede orientarse hacia un juego en particular. Como observador y teniendo cuidado de guiar solo cuando sea necesario, el maestro puede acompañar a sus alumnos y “llegar a conocerlos mejor”: Identifica los éxitos y las dificultades de cada uno, puede solicitar el discurso para que los niños expliquen su enfoque y su estrategia, lo hace explícito si es necesario, compara las formas de hacer, ayuda a formular…
