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La nueva era de los libros ilustrados

AUNQUE HAY GENTE QUE NO QUIERE HABLAR DE UN BOOM DEL LIBRO ILUSTRADO, LO CIERTO ES QUE EN LOS ÚLTIMOS AÑOS HEMOS VISTO COMO LAS LIBRERÍAS SE IBAN LLENANDO CADA VEZ MÁS DE ESTE TIPO DE LIBRO. CÓMICS, NOVELAS GRÁFICAS, ÁLBUMES ILUSTRADOS… TODO UN UNIVERSO POR DESCUBRIR SI AÚN NO OS HABÉIS ACERCADO A ESTE MUNDO QUE, OS AVISAMOS, OS ATRAPARÁ.
Escribe y fotografía Conchi Roque

En ProfunditatQue el libro ilustrado ha existido siempre es incuestionable. Eso sí, tradicionalmente se ha relacionado con los más pequeños. Parece que si un libro tiene dibujos solo puede ser para niños. “¡A los adultos también nos gustan los dibujitos!”, reivindica Enric Balanzó, responsable de Abacus cooperativa de los libros de no ficción.

Aquí encontramos el primer factor de este mal denominado (o no) boom de la ilustración: “El boom del libro ilustrado existe, pero en libros para adultos. Porque hasta ahora quizás había un vacío en el mercado español, y, sobre todo, porque hay dos o tres ilustradores españoles que son buenos y que han llegado al gran público”, dice Enric. “Estos ilustradores han encontrado a un público que quizás antes de ellos no accedía a este tipo de libros porque el álbum ilustrado a menudo se relaciona más con los niños pequeños y que ahora ha descubierto todo un mundo”, añade Roser Zúñiga, encargada de literatura infantil y juvenil de Abacus y una apasionada del álbum ilustrado. Juanjo Villalobos, responsable de los libros de ficción, tiene claro cuál es el público objetivo: “Una persona que busca algo con delicadeza, tanto por la historia como por el dibujo, para leer o regalar a sus hijos” y, además, disfrutarlo como adulto.

Entre estos ilustradores destaca una valenciana con nombre propio, Paula Bonet. Su libro Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END fue un rotundo éxito de ventas el pasado Sant Jordi, y ahora acaba de publicar 813, un libro muy personal sobre el cineasta francés François Truffaut y su obra, y que, en un mes, ya va por la cuarta edición. “El libro ilustrado, en nuestro país, todavía tiene muchísimo recorrido por hacer. En países vecinos como Francia, Italia, etc. van muy por delante de nosotros porque tienen muy claro que un libro ilustrado es para todas las edades”, afirma Iolanda Batallé, directora de publicaciones de la editorial La Galera, a la vez que celebra el éxito de 813, porque es una prueba más de que estamos avanzando en este camino.

Otro de los nombres propios es Conrad Roset. Con sus Muses logró trasladar al público su idea de delicadeza y sensualidad femenina. Ahora, en Mirabilia, podemos encontrar una continuación de estas musas pero en versión seres fantásticos.

En ProfunditatPaula y Conrad tienen muchos puntos en común. Como dice Iolanda, “son como el femenino y el masculino de una misma cosa”. Ambos tienen un gran recorrido en las redes sociales, y parte de su éxito se debe a esta legión de seguidores. “Creo que las redes sociales han tenido una gran influencia porque nos han permitido difundir libremente y a escala internacional nuestras ilustraciones y darnos a conocer, tanto a la sociedad en general como a grandes agencias y marcas, con mucha más facilidad de la que había antes”, afirma Conrad. Iolanda lo tiene claro: “¡Esto solo puede ser bueno! No quiere decir que todos los ilustradores tengan que hacer esto, pero si lo hacen unos cuantos, ya se habla de ilustración, que es lo que nos interesa”.

Más allá de estos autores más conocidos por el gran público, hay otros autores que también tienen su espacio. Quizás no sean tan activos en las redes, pero sus obras son igualmente reconocidas. Nombres como Ana Juan, Jordi Lafebre, Òscar Julve, Roser Calafell… tienen también su público. Algunas de sus obras son incluso reconocidas en todo el mundo. Es el caso, por ejemplo, de Ana Juan, que ha hecho más de una portada en la prestigiosa revista New Yorker.

Pero mientras hay ilustradores que disfrutan de su éxito, la realidad de muchos otros es muy distinta: “Actualmente, aquí todavía editamos libros donde el ilustrador ni se nombra o te encuentras el nombre detrás, en el copyright”, dice Roser. Esta es otra realidad que no se puede obviar, pero que, con un poco de suerte, puede cambiar si continúa esta fuerte oleada de ilustradores con presencia en los medios.

Todo esto puede contribuir a que, dentro de unos años, todos hayamos incorporado el álbum ilustrado en nuestros hábitos de lectura. Y es que debemos tener muy en cuenta que la ilustración, como la letra, también se lee.

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