La esencia del juego libre
Uno de los muchos debates que se generan en los encuentros del equipo educativo de nuestra escuela es el juego. El juego para los niños es un momento de alegría, de disfrute y de felicidad. Nosotros, profesionales de la pequeña infancia, debemos tener claro que es a partir del juego que los niños aprenden.
Uno de los materiales que tenemos en nuestra escuela (pero que también podemos y debemos tener en casa) es de tipo inespecífico, sin ninguna función preestablecida. Un material capaz de provocar la investigación, que abre un abanico infinito de posibilidades dependiendo de cada uno. Estos materiales, si bien deben estar ordenados en un lugar donde el niño tenga fácil acceso, no están limitados sólo a una zona del espacio de juego. La experiencia nos demuestra que, si el juego es libre en la propia esencia y también en su organización, se convertirá en un juego perfectamente educativo. Es entonces cuando el niño juega sin darse cuenta de que está aprendiendo y son estos aprendizajes, que harán posibles futuros eventos educativos a lo largo de la vida de los niños.
¿Qué pasa cuando los bloques de construcción adquieren otro significado?
Joel combina bloques de diferentes formas y, en cada nueva acción que hace, nos damos cuenta de la gran capacidad de investigar que tiene. Cuando añade las piedras a los bloques, su investigación crece. Da la sensación de que su razonamiento es formular hipótesis y las va comprobando. Pequeñas acciones que hacen que los niños estén en constante construcción de pensamientos.
“Cuando ofrecemos material inespecífico a los niños se les abre todo un mundo de descubrimientos. Les damos la posibilidad de investigar y crear.”
¿Son los niños capaces de transformar un pensamiento en una realidad?
Ian ha construido un puente, con el tamaño exacto para que pase el tren que ha hecho con los bloques pequeños. Hace pasar el tren a través del puente una y otra, y lo traslada cogiéndolo con ambas manos, lo que implica fuerza suficiente para que no le caigan las piezas en levantarlas, equilibrio y orientación espacial. En todas estas acciones, Ian ha tenido claro qué hacer y cómo hacerlo. Sin ser del todo consciente ha estado construyendo pensamientos lógico-matemáticos.
“Cuando damos libertad en el juego y variedad de material, el niño es capaz de pensar un proyecto, elegir lo que necesita y llevarlo a cabo.”