De 0 a 3, ¿nada de pantallas?
Los niños no necesitan mirar pantallas, lo que necesitan es que los adultos las miren a ellas, percibir que son tenidas en cuenta. Esta es una de las afirmaciones que hace y argumenta Anna Ramis en este trabajo que alerta sobre los riesgos para la salud de los niños y proporciona pautas para educar a los hijos priorizando sus necesidades y respetando sus derechos.
Este libro quiere ser una llamada de atención sobre la infancia. Pero sobre todo una ayuda para reconsiderar qué estamos haciendo con los más pequeños que llegan a un mundo lleno de pantallas. Aporta información para que las madres y los padres, y la tribu entera, encuentren ellos mismos las respuestas. Habla de los riesgos de poner en manos de los más pequeños las pantallas, no tanto por los contenidos nocivos que puedan ver, sino porque pueden perjudicar su salud física, mental y relacional, y por todo lo que dejan de hacer mientras están frente a las pantallas. Y es que hay niños y niñas entre 0 y 3 años que pasan de media 2 horas y media diarias frente a pantallas! Justo cuando su cerebro se está desarrollando como nunca.
Además de una breve descripción de cómo se la sociedad digital en la que vivimos y cómo afectan a nuestros niños los dispositivos electrónicos, la publicación habla de las necesidades y de los derechos de los niños; de cómo pueden criar y educar a las familias a sus hijos para satisfacerlos las necesidades y respetar, por encima de todo, los derechos de los menores; y termina con una síntesis de las ideas que se han ido exponiendo y unas pautas básicas para reducir o eliminar el uso de pantallas en niños menores de 3 años.
Anna Ramis recomienda, entre muchas otras cosas, no usar nunca las pantallas para comer, dormir, ni tranquilizar, sólo para distraer. Tampoco usarlas los adultos cuando están con las criaturas. Y una propuesta clara: ¡prestar atención a los hijos!
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