Conocimiento compartido

Cinco herramientas para el acompañamiento emocional en las actividades de ocio

Desde hace ya unas semanas, y hasta el mes de septiembre (si la situación epidemiológica lo permite), miles de niños y jóvenes disfrutan de colonias, campamentos, rutas y centros acompañados de monitores/as: educadores/as en el tiempo de ocio preparados y formados para realizar unas actividades educativas de calidad adaptadas a la situación actual.

Estamos viviendo un verano diferente con protocolos diversos y nuevas rutinas, un verano atípico pero que seguro que recordaremos. Situémonos a mediados del mes de marzo, momento en el que debido a la Covid-19, nos tuvimos que quedar en casa. Un confinamiento que parecía que iba a durar pocas semanas nos ha mantenido en nuestros hogares cerca de 3 meses, y los niños y jóvenes son los que lo han vivido de forma más persistente durante todo este tiempo.

Durante la primera quincena de mayo, cuando el verano todavía era muy incierto, se publicó el primer documento marco por parte de la Dirección General de Juventud, donde ponía en valor la educación en el ocio y dejaba la puerta abierta a las actividades de verano. Eso si, con unas medidas que, a pesar de dificultar la realización de las actividades de ocio como las hemos hecho hasta ahora, las hacía posibles, y esta era la buena noticia.

Las actividades de ocio son entornos socializadores de los niños y jóvenes, donde aprenden habilidades y competencias necesarias para su desarrollo, y todo ello se hace con un aprendizaje vivencial acompañado de los monitores / as. Para muchos niños y jóvenes, estas actividades han sido la primera toma de contacto con sus amigos y amigas y compañeros / as después de meses, y se ha generado un espacio de confianza y seguridad en el que se ha hecho necesario gestionar emocionalmente algunas cargas vividas durante este tiempo.

En las actividades de verano, y sobre todo en aquellas con pernoctación donde la vivencia es más intensa, es habitual el trabajo de las emociones. Sí que este verano, después de meses de confinamiento, este trabajo ha cogido más importancia, y en este sentido los aprendizajes de los monitores / as en las formaciones realizadas (cursos de monitores / as y directores / as), la experiencia del trabajo de otros veranos y durante el curso y la importancia (y siempre necesaria) de la formación continua de los monitores / as han facilitado las herramientas para continuarlo trabajando.

En las formaciones de los educadores/as reguladas por la Orden BSF / 192/2015, se explica que la educación en el ocio cuenta con cinco medios educativos que nos permiten llegar al niño y que nos ayudan a acompañarlo en su crecimiento, los cuales estarán ineludiblemente sujetos a nuestro modelo de intervención y los objetivos educativos. Estos cinco medios educativos¹ son:

• El Grupo: Trabajamos aprovechando la intensidad de las relaciones y los roles que surgen, para canalizarlos y acompañarlos como fuente de aprendizaje y de la gestión emocional.

• Lo Cotidiano: Educaremos también a través de lo cotidiano, de lo que pasa en el día a día y que se encuentra presente de forma constante. Es en estos espacios más cotidianos en los que tendrán lugar momentos propicios para que los niños muestren y expresen cómo se sienten, habrá urilitzar la escucha activa y tener una actitud abierta y sin juicios para acompañar las emociones que surjan.

• La Actividad: La actividad es una herramienta esencial para llevar a cabo el proyecto. Será mediante el juego, la danza, la canción, la expresión, las manualidades… que se pondrá en práctica todo lo que nos hemos planteado. Una actividad cualquiera, en una mañana, una tarde o una noche, dentro de la planificación, permitirá educar múltiples aspectos y valores como la convivencia, el respeto, la diversidad, y también permitió ganar autonomía y regulación emocional.

• El Monitor/a: Es una pieza fundamental en la educación de niños y jóvenes, y lo es por la coherencia, la presencia y la capacidad de escuchar, de saber ser y, sobre todo, por el acompañamiento. Estas son cualidades que los educadores / as tenemos que ir desarrollando y perfilando, a la vez que toman una especial relevancia en cada una de las propuestas que ofrecemos. El monitor se convierte en el referente por excelencia de niños, adolescentes y jóvenes. Es un modelo a seguir para el niño y el joven en todo momento y es, también, una clara herramienta educativa. Hay también que como equipo y de forma personal trabajamos nuestras emociones (“¿Cómo me siento? ¿Cómo estamos como equipo?”).

• El Marco Institucional: Otro recurso que utilizaremos a la hora de educar será el marco institucionall. Es decir, la institución que promueve las actividades de verano dispone de una cultura, de una organización, y de unos procesos que impregnan toda la acción educativa.

Una clave para el éxito de este trabajo de los monitores/as es conocer a los niños y jóvenes que participan en las actividades, y por tanto poder adaptar las actividades a sus necesidades. Actividades que deben ser muy participativas y dinámicas y donde los niños y jóvenes sean los protagonistas y en las que tendremos que estar atentos y atentas para detectar cambios de humor, actitudes no habituales…

Más allá del verano, nos espera un tiempo (no sabemos cuánto) conviviendo con esta “nueva normalidad”. Por ello tenemos que utilizar la situación generada por la Covidien-19 como un elemento que nos ayude a mejorar nuestra labor educativa y nos lleve hacia un trabajo en red (escuela, entidades, familias…) más eficiente que facilite un acompañamiento integral en el crecimiento de los niños y jóvenes.

1VVAA. Educant en el lleure. Formació per a monitores i monitors. Barcelona. Coordinació Catalana. Claret, 2015 ISBN: 97-88-4984-699-98