Leer en familia crea niños lectores
Ahora que en estos días se inicia la campaña “Fas 6 anys. Tria un llibre”, seguro que a muchas familias nos preocupa el hecho de que nuestros hijos e hijas no lean. Y además, en nuestro ideal de hijo o hija lector, seguro que nos imaginamos un niño o una niña que lea cada día, de manera regular y continuada, todo tipo de libros con interés y motivación.
La primera reflexión que deberíamos hacer es que como en tantos otros ámbitos, cada niño y cada niña tiene su ritmo. Y en la lectura aún más, ya que hay múltiples factores que intervienen en la consolidación de las habilidades lectoras de los niños y niñas tanto genéticos como ambientales que pueden causar desigualdades importantes en su hábito lector.
La segunda reflexión, ligada a la primera, es que no podemos comparar los niños y niñas en su interés por la lectura o en su capacidad lectora. Los y las hay que en P5 ya son capaces de leer y comprender lo que leen de manera autónoma y otros y otras que llegarán en segundo. Siempre que comparamos nuestros hijos e hijas con otros niños y niñas acabamos frustrados y no podremos valorar lo que ellos y ellas realmente son y qué cosas son capaces de hacer.
Ahora bien, ¿hay algo que podamos hacer las familias para despertar y consolidar el amor por la lectura? La respuesta es sí. Os presentamos algunas ideas o consejos que nos pueden ayudar:
1.Ser un ejemplo de adulto lector
Los niños y niñas que más y mejor leen son aquellos y aquellas que han crecido en un ambiente donde los libros están presentes. Pero no tenemos que sufrir, nunca es demasiado tarde para empezar. Es importante que nuestros hijos e hijas nos vean leyendo, no en vano somos sus adultos de referencia y ya sabemos que predicar con el ejemplo es una de las mejores maneras de educarlos.
Podemos intentar crear momentos durante los fines de semana o las vacaciones donde cada miembro de la familia lea su libro y convertirlo en una actividad familiar muy constructiva. Acompañar la lectura de los más pequeños y pequeñas hará que asocien el hecho de leer con un momento agradable y de compartir con las personas que más quieren.
2.Presentar la lectura como un hecho divertido y enriquecedor
Alrededor de la lectura se pueden desencadenar toda una serie de actividades divertidas y creativas. Podemos aprovechar las ilustraciones de un cuento para observar con atención los dibujos y ver la técnica empleada y, a partir de ahí, dejar volar la imaginación y crear otros nuevos. Podemos coger la portada y el título del libro y hacer hipótesis sobre su argumento: ¿de qué irá? ¿Cuáles son estos personajes que aparecen? Una vez leído podemos inventar finales alternativos, cambiarle el título y plantearnos todo tipo de preguntas como: si los personajes fueran animales, ¿qué animales serían?
3.Crear una rutina diaria que incluya la lectura
Leer todos los días un ratito nos hará alcanzar e ir consolidando la lectura. Debe ser un momento tranquilo, sin prisa y que coincida con un rato de baja actividad (después de la merienda, antes de ir a dormir, las mañanas del fin de semana…) Mejor no ponernos a leer antes de una actividad muy divertida o que les motive mucho para no provocar que tengan prisa por acabar rápido.
De esta manera se irá consolidando el hábito de la lectura. Posiblemente en un primer momento les tendremos que ir acompañando y poco a poco irá cogiendo la autonomía necesaria para leer solos y solas.
4.Leer en todo tipo de espacios
¿Quién lo dice, que debemos leer siempre tumbados o tumbadas en la cama o sofá o bien quietos y quietas en nuestro escritorio? Seguro que muchos niños y niñas disfrutarán de disponer, siempre que sea posible, de su propio espacio personal de lectura. Unos cojines en el suelo en un rincón de la habitación o una sábana que nos haga de refugio proporcionará este añadido fantasioso y creativo sin hacer falta una gran inversión de recursos.
5.Interesarnos por lo que leen
La mejor manera de que los niños y las niñas le den importancia lo que hacen es ver que una persona adulta e importante para él o ella también lo hace. Así, los podemos pedir sobre la historia, los dibujos o bien si les gusta o no y por qué. Se trata de ir construyendo conversaciones y vivencias en torno a los libros, que vayan viendo que leer te abre todo un mundo de posibilidades más allá del momento concreto de la lectura. Conocer sus intereses nos facilitará poder ofrecer lecturas de temáticas que les resulten más atractivas y significativas para ellos y ellas.
6.Dejar que el niño o la niña escoja su libro
De entrada podríamos decir que el mejor libro para cada uno es el que el propio niño o niña elija. Pero bien es cierto que para pequeños y pequeñas no muy motivados aún por la lectura podemos encaminar su elección a libros y cuentos más digeribles para ellos y ellas.
El buen criterio y el gusto educan ejerciéndolos, es decir, nada mejor que ir eligiendo las lecturas y quizás equivocarse para ir afinando mejor las siguientes veces. De esta manera también fomentamos la autonomía en la elección.
7.Visitar frecuentemente las bibliotecas y librerías
Nadie mejor que las profesionales de la lectura para acompañar a las familias en el desarrollo del hábito lector. Nos podrán guiar y asesorar sobre la gran diversidad de temáticas y formatos existentes actualmente, nos podrán presentar las mejores novedades y también informar de los libros que tienen mejor aceptación.
Y por supuesto, hay que estar atentos a la magnífica programación que ofrecen alrededor de la lectura: presentaciones de libros, conversaciones con los autores / as, talleres con ilustradores / as, horas del cuento, clubes de lectura…
Docente de los cursos de ocio de la Fundación Pere Tarrés