La ilustración toma la palabra
«Grans de Sorra» y «Profesión: Cocodrilo» dos novedades imprescindibles que evidencian la fuerza, la potencia narrativa, de una buena ilustración
¿Vale, una imagen, más que mil palabras? Cuando hablamos de álbumes ilustrados pensamos en una obra literaria que complementa y une, con coherencia, un contenido textual y uno de ilustrativo, con una fuerte preponderancia de este último.
Es, sin duda, un género en sí mismo, relativamente nuevo ya menudo -erróneamente-, situado en exclusiva dentro del mercado de la literatura infantil y juvenil. La diferencia entre un libro ilustrado y un álbum es, básicamente, la importancia que tiene el cuerpo gráfico. En un libro ilustrado clásico aparecen imágenes esporádicas pensadas para, sólo, acompañarlo. En otro caso, en cambio, la historia se apoya fundamentalmente en la ilustración.
El álbum vive un estado de forma espléndido, en las librerías encontrará propuestas editoriales para todas las edades, los nombres propios, la marca, toma cada día más importancia. Pero qué les pedimos, exactamente, a este tipo de libros? Emoción, honestidad, singularidad, sorpresa.
Hoy os proponemos dos lecturas, dos imprescindibles que evidencian la fuerza, la potencia narrativa de una buena ilustración.
El primero, Grans de sorra, de Sibylle Delacroix, editado -con muy buen gusto, por Ed. Juventud, con traducción de Francesca Martínez. A partir de un puñado de arena, Delacroix nos transporta al final de un verano lleno de sol, playa, molinillos de viento y helados de limón. Imágenes, recuerdos que fluyan entre los dedos como granitos de arena fina. Tres colores, sólo, lápiz de grafito, amarillo y azul. Líneas suaves, evocadoras, muy dulces. Es un libro con una gran dimensión artística. Sencillo, limpio, camina, desde la primera página lleno de poesía, de musicalidad y de ternura. Demuestra, a todas luces, que no se necesitan grandes ornamentos narrativos para convertirse en inolvidable. Si el lea antes de ir a dormir, a cae d’orella, le parecerá que sienta el olor del mar, que casi lo toque. Para pequeños -a partir de 4 años- y grandes.
El segundo, Profesión: Cocodrilo, de Giovanna Zoboli y Mariachiara di Giorgio, viene de la mano de pipal, sello infantil de la editorial d’Adriana Hidalgo -de origen argentino-. Un hallazgo. A esta última propuesta no acompaña el texto, no lo necesita para cautivarnos. La interpretación narrativa es totalmente visual. Páginas segmentadas en viñetas de diferentes tamaños, todo un juego de perspectivas y color, escenas urbanas -plàstiques, muy carismàtiques- ordenadas en el transcurso de un día en la vida del protagonista: un cocodrilo. Un ejemplo de no infantilización del lector. Irónico, lleno de humor y reflexivo, nos cuenta sólo lo que ha venido a explicarnos y deja que nosotros, los lectores, hacemos el resto.
Disfrutadlos a sorbitos pequeños, como se merecen.
Tíroli Píroli Pop! – Esta propuesta, un clásico ganador de numerosos premios y menciones, cuenta las peripecias de la perrita Jennie. La Jennie -aparentemente- disfruta de todo lo que puede desear una mascota pero, sin saber muy bien porque, decide abandonar la casa donde vive, toda rodeada de comodidades, y emprender un viaje lleno de aventuras. Acompaña? El último de los títulos del mítico autor, Maurice Sendak, que rompió los esquemas de la literatura infantil, todo un imprescindible.
Tinc un drac a casa – Àlex ha encontrado un dragón en el sótano de su casa y no sabe que tiene que hacer! ¿Qué comen los dragones? ¿Se les debe bañar? ¿Y si se enfada? Como es muy listo, ha hecho todas estas preguntas a las personas adecuadas y ha recibido 5 cartas con todas las explicaciones. ¿Las quereis ller y así, de paso, le ayudamos? Un libro muy fácil de manipular, lleno de sorpresas, que os hará pasar un rato bien entretenida con los más pequeños. ¡Echadle un vistazo!
Marta Jové
@mahalta
@mahalta_de_vida