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La auténtica historia de la Catedral del Mar

Hace 10 años Ildefonso Falcones publicaba La Catedral del Mar, una novela de éxito que retaba homenaje a la vez que revitalizaba el interés por una de las construcciones más fascinantes de Cataluña, la catedral de Santa María del Mar. Aunque esta novela histórica retrata la vida en Barcelona durante el s.XIV y tiene como talón de fondo la construcción de esta iglesia, los hechos que en ella acontecen son mayoritariamente ficticios, si bien es cierto que podrían haber ocurrido perfectamente. ¿Quieres conocer algunos detalles acerca de la auténtica historia que se esconde detrás de la Catedral del Mar?

La Basílica de Santa Maria del Mar se encuentra en el barrio de la Ribera y al principio era conocida como Santa María de las Arenas, documentada desde el 998 y construida sobre un templo paleocristiano anterior. Santa María del Mar es una iglesia de estilo gótico y los maestros de obra fueron Berenguer Montagut y Ramon Despuig. En cuanto a la parte exterior, es considerada la única iglesia gótica catalana perfectamente terminada, a pesar de que uno de los campanares no estuvo listo hasta el siglo XIX.

En el año 1005, antes de la construcción de la iglesia, ya aparecía el nombre de Santa María del Mar en referencia al templo anterior levantado donde está ahora la iglesia, y cuatro años más tarde algunos documentos se refirieron a ella como a Vilanova de la Mar, barrio de extramuros en expansión y habitado fundamentalmente por armaderos, mercaderos y descargadores del puerto (bastaixos) de la zona.

La construcción de la catedral como la conocemos ahora empezó el 25 de mayo de 1329, y así lo certifican las lápidas del portal de las Moreres. Llama la atención el hecho que ya entonces se estableciera que la obra debía pertenecer exclusivamente a los feligreses, únicos responsables materiales del templo. Según parece, en la construcción participó activamente toda la población de la Ribera, ya que fueron ellos quienes la sufragaron, ya fuera económicamente o con su trabajo y sudor, destacando especialmente la intervención de los bastaixos del muelle, quienes cargaban y transportaban en la espalda las enormes piedras destinadas a la construcción desde la pedrera de Montjuïc y desde las playas hasta la plaza del Born. La iglesia homenajea a estos bastaixos representándolos en los capiteles y los repujados de bronce de las puertas.

Los muros, las capillas laterales y la fachada fueron terminadas alrededor del 1360, aunque unos años más tarde, a punto de finalizar el cuarto tramo de las vueltas, el andamiaje se incendió y las piedras sufrieron importantes daños. A pesar de este imprevisto, en 1383 se colocó la última clave de bóveda y el 15 de agosto del año siguiente se pudo celebrar la primera misa. Medio siglo después, el terremoto de Cataluña de 1428 provocó el derrumbamiento del rosetón y una treintena de muertos por la caída de alguna de sus piedras, incidentes ocasionales que se irían repitiendo en diferentes etapas, como los daños ocasionados tanto en el interior como en las bóvedas del templo durante el asedio de 1714.

Esta iglesia fue la tercera de Barcelona que alcanzó el título de basílica menor, precedida únicamente por la Catedral de Barcelona y la Basílica de la Mercè. Más recientemente, a lo largo del siglo pasado, la obra fue declarada monumento histórico, y el año 1967 se inicia un proceso de restauración que culmina con la construcción de un nuevo presbiterio. En los últimos 40 años también se han restaurado en diferentes fases las cubiertas, vitrales y claves de bóveda dañadas desde 1714.

Como decíamos al principio, la construcción de la catedral es el asunto principal de la conocida novela de Ildefonso Falcones, con más de 1 millón de ejemplares vendidos y de la que pronto podremos leer su continuación, titulada Los herederos de la Tierra, desde ahora ya disponible en preventa.

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