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El juego como herramienta educativa

El juego como herramienta educativa

Los maestros sabemos bien que el juego es una de las estrategias más importantes que tenemos los seres humanos para aprender. En la infancia, esta estrategia es uno de los recursos más eficientes para poder aprender cosas que tienen que ver con la comprensión de los fenómenos y con la relación de uno mismo con los demás.

El juego como herramienta educativa¿Qué importancia o beneficios comporta para los niños y las niñas este valor?

Con la proximidad que tenemos con los niños, observándolos y acompañando su proceso de crecimiento, tratando de encontrar significado a lo que hacen y esperando que sean ellos los que nos expliquen las cosas, hemos entendido que efectivamente la dimensión del juego, la dimensión del hecho de jugar todos los días, desde la cotidianidad, la dimensión de aprender con el hecho de jugar como la cosa más natural del mundo, es probablemente la situación más profunda y necesaria de que disponemos los seres humanos para podernos construir como individuos en un contexto de relación.

En general, la cultura y el mundo en que vivimos es un mundo que tiende a ser cada vez más rápido y trepidante. Tiende a requerir a los niños más competencias, más conocimientos, siempre con el objetivo de que se vuelvan personas importantes, alguien que sabrá muchísimas cosas. Existe aquel dicho: «No pierdas el tiempo, para de jugar». Pensemos que jugar no significa perder el tiempo, sino ganarlo. Necesitamos una revolución cultural. Es necesario que a los adultos se les recuerde que un día fueron niños. Esta es una esperanza.

Tenemos que empezar a ver el juego como una situación más seria, profunda y culta, en la que caben muchísimos aprendizajes. Hasta que no nos saquemos de la cabeza la idea de que el juego es el ocio y que las cosas serias son las que haces dentro de las paredes de la escuela, en las mesas, siempre tendremos dos mundos que no conseguirán entenderse nunca. Porque es como si pensáramos que las cosas serias, aquellas que te sirven en la vida para ser alguien importante, son aquellas que aprendes dentro de clase, cuando en realidad todos aprendemos, independientemente de la situación, dentro y fuera.

¿Cómo podemos trabajar este valor del juego en la escuela?

Juego, aprendizaje, trabajo y ocio son conceptos que están totalmente entrelazados y no tiene ningún sentido segmentarlos en el tiempo ni distribuirlos en espacios diferenciados.

Lo primero que creemos que tienen que hacer los equipos de maestros es encontrar las maneras para construir un proyecto contando con estos cuatro elementos indispensables, conectándolos entre ellos con una organización de escuela e instituto que los relacione sin compartimentarlos.

Cada equipo, cada escuela, cada maestro y maestra tienen que trabajar para favorecer este diálogo, metiéndose también en el juego como un aprendiz más..

El juego como herramienta educativa¿Y en el ámbito doméstico?

Las familias deben entender y aprender a encontrar situaciones educativas que acompañen el crecimiento de los propios hijos e hijas. En este contexto, ofrecerles juegos y juguetes es un deber que tenemos como adultos. Al hacer las búsquedas en los diferentes catálogos, nosotros pediríamos evitar el riesgo de que sea el catálogo el que genere la necesidad.

Y es que nosotros, maestros y maestras, sabemos bien que el juego es una estrategia para establecer un diálogo, una oportunidad para conocer a cada niño, y por eso debemos saber encomendar a las familias a encontrar espacios, tiempo y estrategias para vivir plenamente esta dimensión. De este modo, las familias descubren este valor sin oponer resistencias. Estar cerca de un niño, del propio hijo o hija que juega, y jugar significa a menudo hacer más esfuerzos: utilizar otro lenguaje, implicarse más a fondo, construir un vínculo fuerte. Así pues, primero conozcamos al niño o la niña, al grupo de niños, identifiquemos cuáles son sus curiosidades, sus pasiones, y, después, adentrémonos para buscar el juego o el juguete que creemos que tiene que tener para alimentar ese deseo de aprender que tienen, como motor que nunca se ha de ahogar ni con la ausencia ni con el exceso de presencia de objetos.

Es más difícil jugar que estar detrás de un escritorio y transmitir información. Pero tenemos muchas esperanzas puestas, tanto por parte de las familias como de las escuelas. Estamos convencidos de que es realmente posible cambiar, porque es tanto un deseo como una necesidad.

Recursos que puedes encontrar en Abacus para fomentar este valor del juego:

Maxi-secuencias hábitos diariosPanel de recompensas magnéticoEducar para prevenir el bullyingReciclaMecatech

Dejadnos jugar a cambiar el mundo

Contenido elaborado por:
Rosa Sensat
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