Marionetas, más que un juguete
Los títeres o marionetas son juguetes con una larga tradición. De hecho, su origen se remonta al antiguo Egipto, donde se usaban pequeñas figuras esculpidas en madera o marfil, con brazos articulados y móviles, para divertir durante los banquetes a los comensales, con bailes, pantomimas y composiciones poéticas. Estas mismas figuritas se ponían en manos de los niños y niñas para que se divirtieran creando pequeños espectáculos con canto, música e interpretación. Todo un espectáculo teatral que se extendió muy rápidamente por todas las culturas de la antigüedad, consiguiendo llegar hasta la actualidad.
Y es que las marionetas suelen gustar a todos los niños ya que pueden crear personajes diversos y representar, con ellos, historias, momentos, aventuras o situaciones diferentes. Son, pues, unos juguetes con los que pueden empatizar y crear cuentos. Además, ver funciones de títeres no sólo es entretenido sino que también es pedagógico: se pueden utilizar como una herramienta muy versátil para educar en las emociones y transmitir valores morales a los niños y las niñas.
En este contexto, los títeres proporcionan una sensación de seguridad que hace que sea más fácil para los niños expresar sus pensamientos y emociones, que de otra forma quizá no harían. Cuando hablan a través de un títere afloran sus sentimientos libremente y podemos observar, así, muchos de sus conflictos, sus recursos para afrontarlos y sus habilidades para relacionarse con los demás. Son, pues, una forma excelente de aprender y enseñar habilidades sociales positivas como la empatía.
Esto ocurre gracias a que el teatro de marionetas proporciona un lugar seguro detrás de la cortina, por lo que el niño o la niña se siente más protegido para expresarse con libertad. Así, se les abre un nuevo mundo en su forma de comunicarse, reforzando la adquisición de habilidades lingüísticas, ya que aprenden a formular sus pensamientos y palabras para transmitir mejor su mensaje, modulándolo dependiendo del rol que representen. En este punto, si nosotros como adultos jugamos con ellos, podemos aprovechar para modelar su discurso y hacer que adquieran nuevo vocabulario y estructuras de frases más complejas.
Y todo desde una vertiente creativa e imaginativa. El hecho de tener que jugar unos roles y establecer una historia y unas relaciones entre los diferentes personajes, favorece el pensamiento abstracto y la secuenciación. Además, cuando se trata de títeres de guante o de dedo, también se estimula la conexión espacial, ya que se deben mover a la vez que el títere habla o actúa, conectando lo que dice con lo que hace. Esto que parece tan sencillo, a menudo es un trabajo mental muy complejo que, con los títeres, podemos reforzar y trabajar. Del mismo modo que podemos estimular la coordinación ojo-mano y, en general, todas las habilidades motoras.
Encuentra en Abacus cooperativa la mejor selección de marionetas y comparte con tu hijo o hija, o con los alumnos de tu escuela, la experiencia y las ventajas de jugar con estos juguetes tan antiguos como beneficiosos para su crecimiento personal, emocional y cognitivo.