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Los campamentos de verano: oportunidades educativas para crecer como personas

Los campamentos de verano: oportunidades educativas para crecer como personasHace miles de años que los niños y las niñas disfrutan de espacios de ocio, que por definición son, siempre, educativos y enriquecedores: en cada carrera con un amigo o amiga, en cada risa conjunta, en cada historia contada, hay aprendizajes valiosísimos que por el hecho de darse en un tiempo no impuesto, no reglada, son altamente eficientes y se imprimen de manera mucho más duradera en el subconsciente.

Hace algo menos tiempo que numerosas entidades acompañamos a estos niños y niñas en su tiempo de recreo y juego para garantizar que éste sea libre de calidad y dotarlo de valores que les hagan crecer como personas comprometidas con su sociedad.

Los campamentos de verano: oportunidades educativas para crecer como personasEste acompañamiento nació durante las vacaciones de verano, cuando las escuelas cierran y muchos de los niños y niñas tienen un tiempo vacío de actividades y en muchos casos se encuentran solos y solas, ya que las familias trabajan. Por lo tanto, de una necesidad social nace una oportunidad educativa que actualmente, cada día, sea laborable, fin de semana o durante las vacaciones, ocupa los patios, las plazas y las calles de todo el país, siempre con una monitorización que acompaña y da forma a las experiencias que se viven en el tiempo libre. Cientos de miles de niños y niñas y jóvenes participan cada año en estas actividades en todo el territorio y han convertido el ocio en un patrimonio imprescindible de la esencia del país.

Esta doble función educativa y también de conciliación familiar la cumplen en nuestro tiempo libre, grupos, espacios mediodía, actividades extraescolares, ludotecas, centros diarios, centros de vacaciones o colonias, entre otras actividades que, a pesar de sus diferencias, comparten un mismo enfoque: una mirada de cambio y de transformación social que hace de las actividades de ocio espacios donde los niños y niñas y jóvenes crezcan con igualdad de oportunidades para todos, sin tener en cuenta la lengua que hablen, donde vivan y su origen. Y un compromiso social y comunitario con el entorno que implica a todos, niños, niñas, jóvenes, educadores, educadoras y familias: con el barrio, el pueblo, el entorno natural.

Durante los últimos 40 años, coincidiendo con la creación del primer curso de monitorización de ocio de Cataluña, los centros de verano toman fuerza en nuestra sociedad como espacio de ocio educativo para nuestros niños y niñas, ofreciendo así una posibilidad de conciliación familiar durante las vacaciones escolares y un espacio de crecimiento y educación en valores.

Pero, ¿sabemos cuáles son las principales características de un centro? Os explicamos algunas:

    Los campamentos de verano: oportunidades educativas para crecer como personas

  • Se basa en el juego: Teniendo como valor fundamental el principio número VII de la Declaración de los Derechos de la Infancia ( “… El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deberán estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación”), el juego es el eje de los centros de verano: crea pensamiento, respeto y ayuda a resolver conflictos, nos permite interactuar con los compañeros y compañeras, aprender y, por supuesto, entretenernos.
  • Responde a un proyecto educativo que les da vida y los dota de sentido a través de una temática que sea de interés para los pequeños y pequeñas y que se estructura a través de un eje de animación.
  • Acercar a los niños y niñas en el entorno local: Las actividades hacen salir a los niños y niñas de los espacios propios y los hacen interrelacionar con el barrio, promoviendo dinámicas recíprocas entre la comunidad y el casal.
  • Promueve espacios de participación de las entidades y las asociaciones del entorno, que permite dar color y sentido a la experiencia de aprender a vivir ya convivir y ayudar a generar un entorno más saludable y participativo desde donde al cabo de unas semanas florecerán seguro pequeñas semillas del cambio.
  • Es una herramienta para combatir desigualdades: Nuestra sociedad es desigual en muchos aspectos y el tiempo libre quiere ser una herramienta para reducir estas desigualdades, un espacio de inclusión y responsabilidad social por parte de todos. Es por ello que las entidades del sector ofrecemos también cada año ayudas y becas para que los centros lleguen a todos, especialmente a aquellos niños más vulnerables, que necesitan más que nadie el cuidado, el entretenimiento y los aprendizajes que se ofrecen en el marco del ocio, con el fin de generar igualdad de oportunidades para todos y todas, más allá del nivel económico, el origen o la raza.
  • Es un espacio seguro y de confianza para los niños: Cada vez las familias creen más en los centros como una herramienta de crecimiento y aprendizaje para sus hijos e hijas, un espacio seguro, divertido y en el que se genera una escucha activa y un círculo de confianza con el niño, al que se hace partícipe de las aventuras múltiples que se viven.
  • Trabaja la educación emocional y la pertenencia a la comunidad: A través de las herramientas que nos otorga el juego, en el casal se trabaja la comunidad, entendida como grupo de iguales donde surgen conflictos a diario y de manera natural. En el casal se trabajan estos conflictos a través de la educación emocional, reconociendo las propias emociones y las de los demás y favoreciendo la reflexión individual y colectiva.
  • Es un espacio de participación ciudadana: En los centros, la participación es una herramienta que nos permite interpelar a los niños y los jóvenes para conocer de primera mano cuáles son sus intereses. Hacemos así los centros un espacio activo de participación para todos los que forman parte. Escuchar la voz del grupo nos permite adaptarnos a él, revisando si hay la propuesta de actividades y mejorándolo con base a las características de cada grupo.
  • Fomenta la creatividad: A través de la participación activa, fomentamos la creatividad y la imaginación de los niños y niñas y jóvenes, dotándolos de espacios y recursos para que aporten valor en función de sus necesidades y habilidades, para que cada uno sea la suma del total del grupo.

Llega el verano. Llega el momento idóneo para jugar, para disfrutar, para vivir momentos de diversión irrepetibles y a la vez enriquecedores y educativos. Nos encontramos en los centros educativos, en las instalaciones deportivas, en las plazas y en los barrios. ¡El ocio os está esperando!


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Aina Espona Miñana y Oriol Piqueras Argemí
Departamento de Escuela y Ocio de la Fundación Pere Tarrés
Fundació Pere Tarrés


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