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Las croquetas de la abuela y los valores de la cocina en familia

Las croquetas de la abuela y los valores de la cocina en familiaHacer un viaje a nuestra infancia significa, entre otras cosas, recordar aquel plato tan delicioso que aprendimos junto a nuestra madre, nuestra abuela o nuestra tía. Aquella ternera con setas o aquel asado que necesitaba su rato de cocción al fuego, sin prisa, y que desprendía aquella aroma inolvidable mientras iba hirviendo a fuego lento.

Comidas que estaban elaboradas con productos de mercado y de proximidad o del mismo huerto de casa, caracterizadas por ser económicas pero cocinadas con dedicación y tiempo. Comidas que iban acompañadas de expresiones como “A lavarse las manos y poner la mesa”, “No empezamos hasta que todo el mundo no esté servido”, “Qué comida más buena… ¡Te felicito!” o “¡Qué placer compartir esta sobremesa!”. Frases rutinarias que formaban parte de lo cotidiano de las familias y que servían para trabajar la higiene personal, compartir las tareas, agradecer el almuerzo o cena y compartir un rato juntos.

Hoy en día en la cocina tanto puedes encontrar un padre como una madre, pero muchos niños y jóvenes, cuando les preguntas cuál es su plato preferido, continúan respondiendo el estofado, las croquetas o los canelones de la abuela. Esa abuela que dedica el tiempo necesario a ir a comprar los ingredientes, elegir el mejor producto, limpiar las verduras y elaborar la comida pensando en las personas a las que quiere y que disfrutarán de esta comida, mojando pan o lamiéndose los dedos hasta que los platos queden relucientes.

Pero… ¿Qué pasa cuando las croquetas de la abuela, su estofado o sus canelones no pasan de generación en generación?

Dedicarle un rato en la cocina es un tema de prioridades. Si a este hecho le sumamos que los medios de comunicación y redes sociales nos bombardean con información sobre ultraprocesados, el cambio climático, los productos de proximidad y la importancia de pasar más tiempo en familia nos daremos cuenta de que hay cosas que tienen que cambiar.

¿Qué significa priorizar los ratos en la cocina en familia? ¿Por qué es importante encontrar el momento?

Las croquetas de la abuela y los valores de la cocina en familia

  • Cocinar es sinónimo de pasarlo bien y tan importante es el resultado al que se llega como el proceso a través del cual se elabora el plato.
  • Cocinar acompañado o acompañada de los hijos e hijas significa mantener encendida y viva la tradición culinaria familiar.
  • Elaborar un plato de comida entre todos y todas significa transmitir conocimientos y adquirir experiencia.
  • Cocinar conjuntamente significa compartir un rato y construir lo que serán futuras anécdotas del pasado.
  • Cocinar significa planificar la compra y seleccionar los productos que serán utilizados pensando, de este modo, en el consumo de productos naturales y de proximidad.
  • Pensar en los productos necesarios para preparar un plato ayudará a eliminar productos ultraprocesados de la dieta dejando paso a productos de calidad menos procesados.
  • Utilizar productos de calidad quizás querrá decir hablar de proximidad sin o con pocos intermediarios y respetando el tiempo de maduración de ese producto en el árbol, consumiendo carne de los rebaños de las granjas cercanas y pescado de la costa mediterránea, sin buscar la inmediatez y evitando los excesos a la hora de ir a comprar.
  • Apuntar todo lo que se utiliza para elaborar el plato servirá para dejar constancia de los ingredientes que se necesitan y de los pasos a seguir y de esta manera podremos fabricar el recetario tradicional de cada hogar o familia.
  • La vivencia de la experiencia, los olores que se desprenden en la cocina y los sabores de los diferentes platos será el que posteriormente anime a los niños y jóvenes a cocinar cuando sean adultos para que los trasladará a su infancia.
  • Cocinar en familia significa, en resumen, transmitir valores para que la comida tiene un valor inmensurable y es necesario para mantener una dieta equilibrada, suficiente y variada.

La cocina es aquel espacio físico de casa donde todo el mundo pasa un rato cada día. Que sea atractivo y apetitoso depende de los adultos de cada familia. En la cocina se puede hacer un poco de todo: estudiar matemáticas cuando calculamos cantidades y pesamos medidas de los ingredientes en la báscula, descubrir cuál es el origen de ese plato y cuál es su historia, mejorar la gramática, la caligrafía y la ortografía cuando elaboramos un recetario a partir de lo que cocinamos y experimentar como si fuéramos científicos cuando hacemos pasteles, por ejemplo.

La cocina nos da, pues, pie a ser creativos y a contar anécdotas acompañados de las personas que más queremos porque queremos que los platos de siempre, de casa, de la familia, continúen vivos después de muchos años.

Recordad que cocinar es amar… ¡Un plato hecho con amor siempre será más bueno!


Bet Bartrina Comalat
Docente de cursos de ocio en la Fundación Pere Tarrés

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