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Recursos para explicar un cuento

Recursos para explicar un cuentoFragmento extra del libro De la vora del foc a les aules: un conte una lliçó de vida, de las Maestras Abuelas Recuperadoras de Cuentos.

En primer lugar, cuando nos disponemos a elegir un cuento o fábula, lo hacemos sintiendo cuáles son los cuentos que nos resultan más atractivos, y qué nos dicen más a nosotros como narradoras. Si un cuento es nuevo, lo leemos más de una vez hasta que nos la hemos hecho nuestro. Siempre ha sido necesario leer muchos cuentos y fábulas para satisfacer nuestra hambre literaria antes de poder satisfacer la de los demás.

Antes de empezar, regalamos una sonrisa sincera a cada criatura, y así la invitamos a confiar en nosotros. Para dar el máximo de nosotros mismos necesitamos estar bien preparadas: beber agua, cuidar la garganta, descansar un rato antes y respirar profundamente unos minutos… son hábitos que nos suelen ayudar.

Cuando entramos en el aula, intentamos crear un buen clima, ya sea dando un vistazo a todos los niños o leyendo el nombre en la bata de cada uno, para hacerles entender que ha llegado el gran momento que comienza el cuento. Tratamos de reconocer el estado de ánimo del grupo en ese momento: no es lo mismo si llegan del recreo que si hace horas que trabajan sentados. Esto nos hace prever la longitud de la fábula y la carga emotiva que debe acompañar nuestro relato.

Recursos para explicar un cuentoTambién hemos de prever a qué grupo de niños nos dirigimos, y si hay mayoría de catalanohablantes o no. En el caso de que haya muchos niños recién llegados a Cataluña, pensamos un cuento más sencillo, con palabras cercanas y sin frases complicadas. Si, por el contrario, son todos nacidos aquí, intentamos utilizar un vocabulario rico y con palabras poco conocidas, aunque a menudo con frases posteriores para ayudar a entender su significado. También procuramos enriquecer el relato con dichos y frases hechas.

El niño sabe interpretar bastante bien nuestros gestos y nuestra mirada. Son herramientas que también utilizamos para acompañar las palabras, ya menudo las utilizaremos para buscar su atención y complicidad. Podemos añadir, si es necesario, un contacto suave con aquella criatura que necesita un apoyo para seguir con atención el relato.

La mirada nos sirve también, a veces, para dar un toque de atención especial a aquel niño que necesita hacerse notar y que podría estropear el ritmo y la atención de los demás. Hay muchas maneras de comunicarnos oralmente, y la manera de hacerlo con un cuento no es la misma que utilizamos en una conversación. El lenguaje tiene funciones diferentes; cada narrador, pero, lo utiliza según su propio estilo. Para poder llegar a todos los alumnos, utilizamos una dicción clara, sin prisas, y con todo el tiempo que sea necesario para dejar que vuele la imaginación.

Sin pretender teatralizar el cuento, nuestra voz puede tomar diferentes modulaciones: flojita, delicada, potente, ronca, haciendo voz de nariz, con un susurro… También, cuando es necesario, imitamos sonidos de animales y utilizamos onomatopeyas.

Las canciones, los juegos de regazo y las cantinelas ayudan a centrar la atención a los más pequeños, tanto si forman parte de la narración como si las cantamos entre cuento y cuento. Cada narradora o narrador utiliza sus propias herramientas, que a veces son muy diversas. Contar cuentos es un arte, y nunca existe ningún artista igual.

Rosa Sensat


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