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¿Por qué y qué leer en verano?

¿Por qué y qué leer en verano?Sin duda, nadie puede discutirnos el placer veraniego de sentarse en la playa o en una tumbona, sin nada que hacer y con un buen libro entre las manos. Y es que leer en verano es una más de las caras positivas de estar de vacaciones, y se convierte en una experiencia de relax, de desconectar del trabajo, del ruido y del día a día.

De hecho, en el año 2011 la Universidad de Sudáfrica, bajo la dirección del profesor Víctor Nell, reveló en un estudio llamado “La psicología de leer por placer: necesidades y gratificaciones” que si se lee por placer y no por obligación, el cerebro humano genera dopamina y serotonina, dos químicos naturales que se relacionan con la sensación de bienestar en las personas. Y es que la lectura proporciona beneficios que no se obtienen de ninguna otra actividad. En especial, el vocabulario y el conocimiento que se adquiere leyendo es más variado y rico que el que se adquiere conversando o viendo televisión.

¿Por qué y qué leer en verano?Los beneficios de la lectura veraniega son, además, especialmente notables para los más pequeños. Según los datos de un estudio de la Graduate School of Library and Information Studies de la Dominican University, aquellos y aquellas estudiantes que leen en verano, no sólo muestran una mejora importante de sus capacidades lectoras, sino que también tienden a recordar mejor lo aprendido durante el invierno, pues la lectura, cualquier lectura, ayuda a mejorar el aprendizaje y la retención de lo aprendido, ya que leer aumenta el número de conexiones neuronales, favorece el desarrollo de la empatía y mejora nuestra capacidad de aprender y nuestra memoria, lo cual es muy beneficioso para prevenir la aparición de enfermedades como el Alzheimer en el futuro.

Los clásicos, la mejor opción para las lecturas veraniegas

Se suele considerar que las lecturas para el verano deben ser ligeras, ya que el cerebro, supuestamente, pide desconexión total y, por lo tanto, hay que abandonarse a obras entretenidas y divertidas, fáciles de leer, sin mayores pretensiones que hacer pasar un rato agradable, que se puedan devorar una tras otra sin dejar de estar relajados.

Sin embargo, partiendo de la premisa que leamos lo que leamos ya nos estamos relajando (pues la lectura reduce los niveles de cortisol, hormona que se genera con el estrés) hay que considerar entonces que,el momento del año en que tenemos más tiempo libre,quizá es el mejor momento para sumergirse en esos libros que suelen quedar postergados durante el año por el trajín y la falta de tiempo que impone la vida cotidiana.


“No sé de dónde ha salido esa idea estúpida de que hay que elegir lecturas ligeras para las vacaciones”, escribió Wislawa Szymborska. La autora polaca, Premio Nobel de Literatura en 1996, asegura que “es todo lo contrario: esas lecturas ligeras deben leerse -si es que en realidad es posible leer algo- antes de acostarse, después del trabajo o las labores de casa, cuando resulta difícil encontrar esa concentración que requieren los libros más serios”.


¿Por qué y qué leer en verano?De manera que el verano, cuando sí hay tiempo, sería el momento más oportuno para entrarles a esos libros “más serios”, de entre los cuales quizá los clásicos sean los más representativos. “Ahora las obras ligeras son las más apropiadas para los meses de vida laboral, jpues como las series de televisión o las redes sociales se adaptan a los tiempos de transporte, a los ratos muertos y a las noches de cansancio. Y las obras más complejas son perfectas para los largos días en la playa o los largos trayectos de avión. Las vacaciones son ideales para leer clásicos, ochomiles narrativos, poesía de alto nivel y ensayos complejos”, afirma el escritor Jorge Carrión.

Los clásicos también pueden funcionar como una especie de máquina del tiempo. “Leer clásicos durante unas vacaciones nos pone en contacto con un tiempo pasado que ya no existe -propone la escritora Mercedes Cebrián-: el tiempo de las vacaciones de infancia y adolescencia en una época en la que no había este acceso constante a noticias, información y entretenimiento”.

Sea como sea, siempre puedes suscribirte a las palabras de Elvira Navarro: “En verano hay que leer lo que nos venga en gana, al igual que durante el resto del año”. Así, pues, tanto si lees clásicos en verano, como si no, lo importante es que durante la época estival te reconcilies con una lectura sin prisas. Recupera libros que en un momento te fueron evocativos, te gustaron, conmocionaron, asombraron, te cuestionaron, te removieron en tu zona de confort o te resultaron particularmente gratificantes… Y lee. Lee, simplemente, por el placer de leer.



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